Ben Willis, estudiante de Bellas Artes, sufre de insomnio como consecuencia del abandono de su novia, Suzy. Para hacer más llevadera la vigilia, empieza a trabajar en el turno de noche del supermercado del barrio. Aquí conoce a gente de lo más variopinta que ha desarrollado su propia manera de hacer frente al aburrimiento de un turno de ocho horas. Ben se imagina a sí mismo parando el tiempo; de esta manera, es capaz de apreciar la belleza de un mundo congelado con la gente dentro, especialmente con Sharon, la cajera callada que quizás guarde el secreto para resolver el problema del insomnio de Ben.
Una mujer que se crió en una familia ortodoxa judía regresa a su hogar con motivo de la muerte de su padre rabino. La controversia no tardará en aparecer cuando ella comienza a mostrar interés por una vieja amiga del colegio. Disobedience DesobedienciaCritica:Una vez tuve un amigo dibujante cuyo método de trabajo era imaginar un objeto encima del folio en blanco y reseguir los rasgos con el lápiz. El proceso de creación tenía lugar en su mente, el trabajo manual no era más que facilitar al observador la información necesaria para “hacerse entender”. En otras palabras, al dibujar no estaba creando, sino intentando describir con precisión algo que ya existía. Da la sensación de que esto es lo que hace Sebastán Lelio con su película Disobedience, más parecida al retrato de una serie de sucesos reales que una historia inventada. El director resigue los trazos de unos sucesos casi palpables, con un lápiz de punta fina, sensible, cuidadoso. Se limita a abrir las puertas de su historia y a ofrecernos el mejor enfoque para seguir los acontecimientos. La existencia de los personajes va mucho más allá del encuadre desde el que los vemos. Todo lo que se dicen, todas sus acciones, siguen la lógica de una realidad que poco a poco vamos descubriendo. Aceptamos su carácter y comportamiento con la misma naturalidad que lo aceptaríamos en personas reales. DesobedienciaLelio describe la cotidianidad de una comunidad judía ortodoxa desde una mirada indudablemente crítica, pero desprovista de maniqueísmo y manipulación. Nada resulta caricaturesco ni exagerado. La posición disconforme del director no impide a la familia (a pesar de su carácter hermético y absolutista) resultar interesante. Es tanta la precisión con que está descrita que observarla no puede más que despertar el interés. Todos los personajes actúan siguiendo ciertos parámetros, ninguno trata de complacer los deseos del director. Además, su interacción con los espacios es del todo natural, en gran parte gracias al especial cuidado que Sarah Finlay y Danny Cohen dedican a la dirección de arte y la fotografía. La planificación, por su parte, está ideada con el grado justo de realismo y manierismo para que la narrativa devenga transparente pero estilizada, contundente y a la vez ligera. A su vez, la banda sonora de Matthew Herbet (quien ya colaborara con el director en Gloria, trabajo galardonado por la academia como mejor película de habla no inglesa) logra hacerse evidente sin resultar invasiva, con deliciosas reminiscencias al magnífico trabajo Incantations de Micke Oldfield. Desobediencia
Tres ladrones se hacen con el yate de lujo de una mujer fiestera, quién lucha por sobrevivir después de los hechos.... The Yacht: La pasajeraCritica: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... The Yacht: La pasajera
Susan Cooper (Melissa McCarthy) es una modesta y sedentaria analista de la CIA y la heroína olvidada de las misiones más peligrosas de la agencia. Pero cuando su compañero (Jude Law) desaparece de la faz de la Tierra y otro agente (Jason Statham) se ve envuelto en problemas, Susan se presenta voluntaria como agente secreto para emprender una misión encubierta en la que se tendrá que infiltrar en el mundo de un sanguinario traficante de armas para evitar un desastre mundial. SpyCritica:El estornudo como elipsis tonal. Éste es el ingenioso recurso que utiliza “Espías” para mostrar la que parece ser su verdadera cara, que no es otra que la de mofarse del cine de espías de toda la vida. O quizá la que nos hubiera gustado que exhibiese durante sus abultadas dos horas de metraje. Porque en ese comienzo a lo James Bond, en esos créditos iniciales a lo 007, en ese Jude Law que se resarce del personaje al que nunca llegó a encarnar más allá de los rumores, había una buena premisa a explotar. SpyLa había, porque es tomar las riendas del producto Melissa McCarthy y se acabó el ingenio. El reencuentro de la actriz con el director Paul Feig no es más que otro vehículo para su lucimiento personal, lo cual congratulará a sus defensores, pero irritará más que nunca a sus detractores. Lo que vemos es una sucesión de gags rematados por la verborrea de su protagonista. O lo tomamos o lo dejamos.Una sucesión de gags que, no obstante, no siempre funciona. Da en el clavo cuando se limita a reírse de los tópicos de este tipo de propuestas, cuando expone a Law y Jason Statham al reflejo burlón de sí mismos, a la flema british caballeresca del primero y las fantasmadas de las que hace gala el segundo, cuando deja todo en manos de personajes secundarios tan potentes como los de Alison Janney o Peter Serafinowicz. Pero falla cuando trata de ofrecer el mismo tipo de humor del que hiciera gala el realizador en su propuesta más lograda, “La boda de mi mejor amiga”, con una galería de sketches de lo más irregular.Pero aquí no está la carismática Kristen Wiig ante la cámara ni al guión. Y se nota. El libreto escrito por el propio Feig no es una maravilla y se torna previsible, a pesar de ser capaz de arrebatar alguna que otra carcajada al espectador, o como mínimo alguna sonrisa cómplice. Su realización es efectiva en las escenas de comedia, pero totalmente caótica en las de acción, con un montaje que hace abuso del slow motion, y un metraje tan extenso que llega a hartar. Spy
Durante su último año en una universidad de la Ivy League en 1999, la vida de un grupo de amigos y compañeros de equipo cambia para siempre cuando un veterano del ejército asume el cargo de entrenador de su disfuncional equipo de remo....Heart of ChampionsCritica: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Heart of Champions
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