Durante siglos, dos razas han ido evolucionando en las profundidades de la Tierra: los aristocráticos y sofisticados vampiros y los brutales hombres-lobo (Lycans), cuya existencia siempre había formado parte del mundo de los mitos y las leyendas. Estas razas nocturnas son enemigas mortales y están condenadas a vivir en perpetua guerra hasta que sólo una de ellas sobreviva. En medio de este conflicto ancestral, una Guerrera Vampiro, Selene, descubre una conspiración de los Lycan para secuestrar a Michael, un joven médico. Después de seguirlo por toda la ciudad, Selene entabla una insólita relación con él, y cuando los Lycans se deciden a atacar, se interpone entre ellos y el médico. Mientras intenta salvar a Michael, descubre un plan de los Lycans para crear nuevas criaturas que combinen los poderes de ambas razas y carezcan de sus debilidades. Este proyecto, de hacerse realidad, favorecería a los Hombres-lobo. Underworld InframundoCritica:Noche y oscuridad, rayos y centellas, lluvias y catedral, palomas que parecen cuervos y, sobre todo, mucha pose. Una voz en off susurrantemente femenina y poderosa nos cuenta el rollo para que aquí nadie se pierda el hilo dental. Lo normal aquí es salir corriendo o tirarse por una ventana… pero esta señora vampira, Selene, cae siempre de pie y sigue andando como si estuviera en la pasarela Cibeles. La clave es aprovecharse de los logros de otros, desangrarlos y pasar sus coágulos por la batidora: de los juegos de rol de White Wolf a la estética “Matrix”. El éxito consiste en llegar en el momento adecuado. En el 2003 se estrenaban las esperadísimas “Matrix Reloaded” (mayo) y “Matrix Revolutions” (noviembre). A mediados de septiembre cayó sobre sus botas de cuero con hebillas una vampira guerrera, cazadora de hombres lobo, embutida en cuero y látex bajo una estética cyber-gothic–punk y pariendo cientos de miles de balas a discreción sobre la pantalla y sus desafortunados rivales. ¿Es Trinity? ¿Está como un cañón (¡y qué pedazo de cañón con el que está fusilando al personal!)? ¡No! ¡Es Selene!Lo importante no es ser vampiro sino tener suficientes balas en la recamara. La sangre actúa como wikipedia y TL de Twitter y cualquier parecido vampírico con la irrealidad es impura inconfidencia. Los vampiros no necesitan adoptar, pueden crecer hasta una edad adulta y pasan de chupar sangre a los humanos si no es para expandir su vírica inmortalidad. O eso creo, porque en ese (infra)mundo nadie lo tiene claro. En el argumento hay una gran conspiración, mentiras del pasado, gobernantes emergentes, planes oscuros en la sombra y sexo interracial (o zoofilia desde nuestra perspectiva humana). InframundoHay una secuencia que resume la esencia de la película. Me encanta cuando Selene está acorralada por hombre lobos peludos, sudorosos (y seguramente sin desodorante). No tiene escapatoria. Pero huye disparando al suelo haciendo círculos sobre sí misma. En ese punto “Underworld” nos habla de sí misma y la naturaleza cinematográfica que representa en esa sutil y balística metáfora: cuando el género está atrapado lo mejor es dar vueltas sobre sí mismo para marear (pero sin marearse) y… caer más abajo… No importa descender a los infiernos si con eso sobrevives. Inframundo
Catorce años después del frustrado Tercer Impacto. Las unidades EVA 02 y 08, pilotadas por Asuka Langley Shikinami y Mari Illustrious Makinami, serán las encargadas de realizar una misión para recuperar un contenedor cruciforme, en el que se encuentra la unidad 01, que fue sellada con Shinji Ikari en su interior después del Tercer Impacto. Pero antes de poder recuperarlo, serán atacados por la Némesis, un grupo de veloces drones, que no dejaran que esta importante misión tenga éxito.
Tras la muerte de su padre, dos hermanastros acaban en bandos opuestos de un conflicto que no para de crecer y tiene consecuencias trágicas.....El rey de las sombrasCritica: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... El rey de las sombras
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