Después de caer en una trampa y cumplir una condena por el supuesto homicidio de su esposo, Libby decide matar a su "difunto" marido de una vez y para siempre.
La ocupada chocolatera Charlotte, ha dejado a su novio James en el altar tres veces y ahora ella necesita demostrarle que realmente quiere casarse con él. Las cosas se complican cuando la ex novia de James, Nicole, quien también es dueña de la revista Chocolate Monthly, llega a la escena y dice que quiere que él regrese con ella.
When a high-ranking war planner is captured and held in a German prisoner of war camp, a team of specialists take on the dangerous mission of trying to break him out. Trouble is, he doesn't want to be rescued.....We Go In At DAWNCritia:claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.
Dani, un buen chico que durante los últimos años de su vida se ha dedicado exclusivamente a cuidar de su padre enfermo, decide retomar su vida tras la muerte de éste. Justo cuando ha decidido emprender un largo viaje, conoce a Mila, una chica tan inquietante y sensual como inestable, que convertirá esa noche en una auténtica pesadilla. Las consecuencias de este encuentro llevarán a Dani hasta tal extremo, que se planteará cosas que jamás habría podido imaginar. No matarásCritica: Como ya comenté en la review de la película anterior del director catalán, parece ser que el cine español se ha especializado en los thrillers, entonces comentaba que los había de alto nivel incluso comparándolos con cine más allá de nuestras fronteras, pero que por el contrario también los había de menos acertados, especialmente por culpa del guion y definía a El Pacto como un thriller al cincuenta por ciento. Pues bien, se puede decir con palabras mayúsculas que David Victori ha alcanzado un nivel de thriller superior con una formula basada en una sola noche de estrés sin vuelta atrás en un asfixiante formato de cuatro tercios que prácticamente te secuestrará en la butaca del cine.Dani es un joven de buen corazón que ha sacrificado los últimos años de su vida para cuidar a su padre terminal. Llegado por fin su descanso, Dani decide salir a cenar lo que le hará conocer sin querer a Mila, un auténtico torbellino de mujer que le llevará hacía un camino sin retorno donde la lucha por la supervivencia se volverá su objetivo principal.Como podéis imaginar por la frase inicial, esta no es una película para corazones sensibles, el guión escrito a tres manos por Jordi Vallejo, Clara Viola y el propio director junto a la frenética música propuesta con gran precisión y acierto por Adrian Foulkes y Federico Jusid parecen tener como objetivo principal el ritmo, rápido y directo, en una historia que cuando arranca ya no se detiene hasta el final y que incluso cuando parece que te va a dar tregua para poder coger aire, vuelve a acelerar para dejarte sin aliento, es tanta la magnificencia que se le da a la acción que ocurre el mismo efecto que con las películas de acción buenas, no hay quien se pare a plantearse la veracidad de los hechos que estamos presenciando, un estrés que permite tapar todas aquellas astillas que en un film con otro ritmo no se podrían pasar por alto ni de cerca.Claro está que no sería posible tal detalle de presión en pantalla si los intérpretes no estuvieran a la altura, y en este caso cabe decir que Mario Casas demuestra un gran control y una evolución continuada recuperando grandes momentos como los que ha tenido en algunos films anteriores, soportando el foco sobre su persona los poco más de noventa minutos de metraje. Pero para referirnos al elenco hay que aplaudir a la sorpresa de la película, bravo por los encargados del casting y a quien haya tenido el valor de dar la responsabilidad a una joven y desconocida Milena Smit, que más allá de protagonizar un videoclip de Els Catarres y de aparecer en unos pocos cortos no se le ha había podido ver antes en pantalla, pero que no ha sido un problema para comerse literalmente el plano, para girarle completamente el mundo al protagonista y para angustiar al espectador de manera más que creíble. Una fuerza en si mismo que cuesta saber que tiene de real y que de personaje.La fotografía viene firmada por Elías M. Félix que junto al diseño de producción y arte al cargo de Balter Gallart logran un aspecto con pinceladas de neo-noir que le vienen francamente bien a este thriller que por momentos quiere ser sucio, así como la dirección de David Victori que juega con la oscuridad de una manera muy inteligente para reflejar la lucha del hombre por la supervivencia en el límite de lo que está bien o está mal. Además de regalarnos grandes escenas como la del encuentro más tórrido entre protagonistas de gran contenido erótico, más por la magistral dirección y coreografía de la sensualidad que por lo que realmente llegamos a ver o el broche final en forma de primer plano para dejar el final abierto.Si con todo lo dicho todavía no te he convencido no deberías ver el film, pero estarías dejando atrás uno de los mejores thrillers del año.
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