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El Comando Élite está formado por una patrulla de muñecos militares muy arrogantes y agresivos que han cobrado vida y escapado de sus cajas para acabar con los gorgonitas, unos muñecos de aspecto extraño pero absolutamente pacíficos que sólo sueñan con encontrar la isla de Gorgon. El adolescente Alan Abernathy se verá envuelto en esta contienda y tomará posiciones a favor de los Gorgonitas, lo que le llevará, junto a toda su familia, a convertirse en el nuevo objetivo del Comando Élite, capaz de crear el caos en toda la ciudad.
Stephanie es una joven madre videobloguera de una ciudad pequeña cuya mejor amiga, la sofisticada Emily, desaparece un día repentinamente. A Stephanie le ayudará en su búsqueda el marido de Emily, Sean. Un pequeño favorCriticaAntes de nada quiero decir que no voy a caer en el “spoiler” fuera de su espacio o que rehúso a adelantar cualquier posible sorpresa, como han hecho otros usuarios o incluso parte de la “crítica especializada”. Menos mal que cuando voy al cine me informo poco, porque así me ahorro disgustos. Tiene su parte buena y su parte mala: si el film es horrendo, por desgracia, no recibo ninguna advertencia, y si hay algo que no deba saber nadie me la destripa, esa es la ventaja.Y ahora ciñéndonos al tema en concreto, Paul Feig, tras su sonado batacazo con el “remake” de “Cazafantasmas”, vuelve a la línea trazada en “Espías”, es decir, un film de evasión, con tintes “neo- drag”, sazonado con ciertas dosis de “petardez” y evocaciones a un estilo cinematográfico que ha caído en desuso, aunque he de decir, que en ese sentido, “Espías” me pareció algo más lograda. Es un tipo de cine que a los más exigentes les podrá resultar una simple parida, pero creo que, además de que deban existir toda clase de pasatiempos, hay en ella ciertos factores que la libran de ser claramente una vulgaridad o una mierda, hablando mal y pronto. Es más, incluso a veces se recurre a un intento de recreación de ambiente a lo que muchos mal llamaban “comedia sofisticada” de los años sesenta y parte de los setenta, lo cual a mí me gusta.De entrada, y ante tanta producción reiterativa, está exenta de testosterona gratuita, violencia de relleno o diálogos trillados. Quizás por esta razón la mayoría del público asistente a la sesión eran mujeres, aunque no se trate en absoluto de un film que solamente le podría interesar a un público femenino. El arranque de “Un pequeño favor” promete mucho, aunque luego ciertos elementos durante el camino no se aprovechen.De entrada ¡incluyen títulos de crédito! Eso es algo que ya pocos films tienen y que muchos echamos en falta, unos créditos bonitos tanto de color como de diseño. La mayoría de las canciones que se van utilizando parecen un precioso homenaje a la “canción francesa”, con temas cantados por Hardy, la Bardot, Gainsbourg, Zaz o Dutronc, entre otros, y aunque aparezcan brevemente temas de otras épocas y “latitudes” el clima francés reina en la película.El guión, que no me esperaba que se basara en ninguna novela, en este caso de Darcey Bell, es una acumulación de referencias que pensé que partían de sus creadores, como Paul Feig o Jessica Sharzer, a modo de parodia. Por eso su verdadero fuerte no es su argumento, si no sus diálogos, y sobre todo su acertado “casting” en el que sus dos actrices principales hacen unas composiciones que podrían recibir la sorpresa de aparecer nominadas, por ejemplo, en los Globos de oro, como Anna Kendrick, que parece haber tomado como referencia a la Sally Hawkins de “Happy: Un cuento sobre la felicidad” además de parecerse físicamente a esta gran actriz, y Blake Lively, cuyas referencias las dejaremos para el “spoiler” y hace también un notable trabajo, posiblemente uno de los mejores de su carrera.Sus giros, sobre todo en la segunda mitad, quizás se exceden tanto en intenciones de sorprender, como de deslumbrar en exceso. Y eso juega en parte en su contra, como también cuando se toma demasiado en serio y se olvidan de que la clave de comedia no se debe perder, porque cae en la inverosimilitud. Un pequeño favorFeig hace una buena labor en su dirección, así como el resto del equipo técnico, logrando un correcto “divertimento” para los que busquen específicamente esta clase de género. Y sin más, vamos al spoiler. Un pequeño favor
Kitty y Red Forman reciben a una nueva generación de adolescentes en su sótano cuando su nieta Leia decide pasar el verano en Wisconsin.
Una doctora que está haciendo una sustitución le comunica por error a un paciente que le quedan 90 minutos de vida. La médico trata de localizar desesperadamente a este hombre, que se ha lanzado en una absurda aventura por la ciudad en la que tratará de enmendar todos los errores que ha cometido en su vida. BrooklynCritica:El Hombre Más Enfadado de Brooklyn' es una comedia flojita y previsible que tras su paso fuera de concurso en la pasada Seminci como homenaje a su malogrado protagonista Robin Williams, llega ahora a nuestras pantallas con el único motivo para verla de su presencia. La película no estará entre sus actuaciones más recordadas, ya que no deja de ser un telefilm de buenas intenciones, correctamente rodado y entretenido, que parte de un punto de partida al que se le podría haber extraído mucha más comicidad y mordacidad, pero que tanto el guionista, Daniel Taplitz, como el director, Phil Alden Robinson, prefieren adentrarse más en el sentimentalismo y la moralina de la historia. Brooklyn'El Hombre Más Enfadado de Brooklyn', sin embargo, vista una vez conocido el trágico desenlace del actor, cobra una dimensión nueva y la veremos con ojos distintos a si lo hubiéramos hecho antes de su muerte, ya que en su argumento nos encontramos frente a un hombre desesperado que piensa en suicidarse al no haber sabido disfrutar la vida que tenía. Pone los pelos de punta ver las secuencias en que Williams, con su eterna sonrisa de niño asustado y esa mirada llena de tristeza, recita frases que seguro podrían aplicarse a su vida real, siendo inevitable preguntarse que debería estar pensando realmente el actor mientras las interpretaba. BrooklynPero más allá de todo esa empatización que tengamos con nuestra percepción al combinar ficción con realidad, las carencias cinematográficas de 'El Hombre Más Enfadado de Brooklyn' son evidentes y no deja de ser una comedia sentimentaloide demasiado facilona y neutra como para emocionar, entreteniendo lo justo, aunque contiene una escena cómica absolutamente genial y antológica que hará llenar de carcajadas los cines, la de la tienda de videocámaras donde se pone a prueba la paciencia de Williams con James Earl Jones como dependiente tartamudo. Brooklyn
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