Los puentes de Madison

Noah debe dejar su ciudad, novio y amigos para mudarse a la mansión de William Leister, el flamante y rico marido de su madre Rafaela. Por otro lado, con 17 años, orgullosa e independiente, Noah se resiste a vivir en una mansión rodeada de lujo. Allí conoce a Nick, su nuevo hermanastro, y el choque de sus fuertes personalidades se hace evidente desde el primer momento.....Culpa míaCritica: Esta película es un popurrí de "copia-pega" de otras películas. Lo único que me ha alegrado es que haya actrices y actores jóvenes que se estén abriendo camino y tal vez lleguen lejos. Espero que les ofrezcan obras que dignifiquen el cine español y no este tipo de experimentos para pasar página y correr un tupido velo.Tiene tintes de la cara más cutre del cine español, de la época del destape, cuando los hombres se obsesionaban con el cuerpo de las mujeres. También tiene pinceladas de culebrón hispano de cientos de episodios donde hay clasismo por un tubo -y machismo disfrazado de progresismo-. Pero además se mezclan situaciones incompatibles entre gente rica y gente de zonas marginales de las grandes ciudades. Un universo diseñado a medida de la historia pero completamente alejado de situaciones creíbles, aunque sea un universo de ficción.Algunas escenas bien podrían ser el preámbulo de una película porno hecha en casa con una fotografía un poco mejor. Ocurren situaciones absurdas que imitan escenas de películas ochenteras de serie B y comportamientos sin sentido de estereotipos de jóvenes/adolescentes de películas estadounidenses mediocres.El guion tiene un nivel muy bajo y los actores/las actrices están mal dirigidos, de forma que se les exige para la escena un nivel muy inferior al que son capaces de desempeñar en la actuación. La mayoría no consiguen ni naturalidad ni teatralidad (salvando honrosas excepciones como Iván Massagué), sino vanos intentos de expresar lo que se les pide con un nivel inaceptable para lo que realmente son capaces de hacer.Es un producto marginal de un mercado muy competitivo dirigido a un público poco exigente. Lo lamentable es que lo verá gente joven que lo único que hará es perder el tiempo. Los cineastas españoles deberían ser más responsables con el resultado de sus obras, que deberían tener un mínimo de calidad, además de aportar algo a la cultura hispana, para que podamos enriquecernos todos..... Culpa mía

Pablo y Blanca han decidido hacer un intercambio de parejas, desobedeciendo la primera norma fundamental: no hacerlo si estás en crisis. Para ello, llaman a dos de sus amigos solteros, Mia y Lucas, desobedeciendo también la segunda norma: hacerlo siempre con otra pareja.

Esta película presenta a Richard, un profesor universitario al que diagnostican una enfermedad que supone un cambio en su vida. A pesar de esta gran debilidad, decide comenzar una rutina de desenfreno: fuma, beb alcohol y mantiene relaciones sexuales con quien desea.

En 1825, el aristócrata inglés John Morgan (Richard Harris) vive comodamente y sin problemas hasta que los indios Sioux cambian su vida de forma radical. Sin que nadie pueda evitarlo, John es secuestrado y llevado a vivir con ellos como esclavo. En el poblado de la tribu, el joven es obligado a realizar diferentes tareas, pero a medida que pasa el tiempo, John irá acostumbrándose a su nueva vida. Cuando se enamora de la hermana del jefe, Morgan decidirá dar un paso más y convertirse en un miembro más del clan. Sin embargo, para lograrlo deberá superar un ritual que todos los hombres que pertenecen a la tribu deben realizar y al que John tendrá que enfrentarse solo.

Un grupo de aspirantes son invitados a participar en un programa de juegos eróticos... ¡pero no todo es lo que parece y las cosas empeoran!.....Un juego de seducciónCritica: ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Un juego de seducción