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Sophie es una joven de 18 años que trabaja sin descanso en la tienda de sombreros de la familia. En uno de sus frecuentes paseos conoce al enigmático mago Howl, lo que despierta la ira de la Bruja Calamidad, que odia a Howl con todas sus fuerzas. Cuando Sophie vuelve a la tienda, la Bruja se hace pasar por una clienta para acercarse a ella y lanzarle un hechizo… ¡que convierte a Sophie en una anciana de 90 años! Sophie, que no puede revelar su auténtica identidad, recurre a Howl para buscar una solución a su problema. Para ello se embarca en un viaje fantástico en el castillo ambulante del mago, habitado por personajes de lo más curiosos. Sophie necesita ayuda pero quizás sea Howl el que realmente está en apuros.
Basada en la historia real de Aron Ralston, un intrépido montañero norteamericano tristemente famoso porque en mayo de 2003, durante una escalada, en Utah, sufrió una caída. Tras varios días inmovilizado e incapaz de encontrar una solución, tuvo que tomar una dramática decisión. 127 Hours 127 horasCritica:Seamos claros: éste film hará taquilla sobre todo por morbo. El morbo de ver un caso real extremo en pantalla, de ver cómo han llevado a la pantalla el suplicio que pasó un hombre hasta ese terrible momento en que… pero no, no nos adelantemos todavía. 127 horasDanny Boyle sigue empeñado en construirse una filmografía de lo más heterodoxa, abordando temas de lo más dispares: “Trainspotting”, “28 días después”, “La playa”, “Millones”, “Sunshine”, “Slumdog millonaire”... Ahora, basándose en hechos reales, relata la odisea de un hombre que pugna por sobrevivir a las adversidades de la naturaleza. La cosa es que Aron Ralston se quedó en 2003 atrapado en una grieta de las llanuras de Utah, atascado por una inamovible roca que le aprisionó el brazo. El relato de esos días en que padeció lo indecible con la esperanza de conseguir salir vivo de ahí, es lo que conforma el reto de Boyle; reto del que sale claramente victorioso. 127 horasLas comparaciones con la reciente “Buried” son inevitables, pero más allá del planteamiento inicial, un hombre atrapado en un espacio reducido, Boyle imprime su particular sello con una dirección alucinante, que en ningún momento decae aún sabiendo cómo acabó el caso real. Las imágenes son de una belleza arrebatadora y la minimalista trama se sigue con sumo interés gracias a la habilidad del director con el manejo del drama, el suspense y los recursos (montajes paralelos, pantallas partidas, flasbacks, pesadillas, alucinaciones…) que nos inmersionan en la mente, cada vez más deteriorada a medida que pasa el tiempo, de un inmenso James Franco. Éste ofrece una de las mejores interpretaciones del pasado 2010, intensa, creíble y absorbente. 127 horas
Drago, un dragón que comparte su corazón con el rey de Brittania, debe encontrar un heredero al trono cuando el rey fallece. Pero los herederos potenciales, Edric y Meghan, usan su fuerza del dragón y el poder del fuego para competir por el trono. Cuando los vikingos roben el fuego del corazón y desafíen los derechos de los heranos, las rivalidades acabarán abriendo paso a la aventura más épica. Dragonheart: Battle for the Heartfire DragonheartCritica:Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. DragonheartEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Dragonheart
Un capitán de la brigada criminal de París (Laurent Lafitte) y un investigador de delitos financieros (Omar Sy) que vive en una ciudad dormitorio a las afueras de la capital francesa se reúnen con motivo del asesinato de la mujer de un líder de la patronal.
Snoopy emprende una gran misión que lo lleva a surcar los cielos como as de la aviación para enfrentarse a su archienemigo, el Barón Rojo. Mientras, su mejor amigo Carlitos Brown, inseguro pero perseverante, vivirá también una aventura épica: se enamora de su nueva vecina. Película basada en los cómics de Charles Schulz, "Peanuts", conocidos fuera de Estados Unidos por algunos de sus personajes: Snoopy o Charlie Brown. Snoopy and Charlie Brown: The Peanuts Movie SnoopyCritica:Blue Sky Studios es un estudio que no nos tiene muy acostumbrados a la originalidad en sus producciones. En ellas, no suele haber nada que las haga destacar por encima de otras películas de animación producidas por estudios como Pixar o Studio Ghibli. Desde que nos sorprendieron con su aparición en la industria del cine con ‘Ice Age’, solo han hecho que inundarnos con secuelas de esta saga o con nuevas licencias que no han acabado de funcionar, como ‘Robots’ o ‘Horton’. Entretenidas, de temática interesante y con moraleja, pero que no calan hondo como si lo hizo ‘Ice Age’. A base de golpes de slapstick de Scrat y con una ambientación prehistórica que no se deja ver mucho últimamente, nos engancharon a las aventuras de Manny, Sid y Diego. Prometían mucho y lo único memorable que han hecho hasta ahora está siempre relacionado con la helada saga. En su ya típica cita anual, nos han traído este 2015 una película que nadie esperaba, y que aún menos gente pedía. Un film sobre las tiras cómicas más míticas de Schultz (que en paz descanse), ‘Peanuts’. O lo que es lo mismo, Carlitos, Snoopy y sus amigos. Me costaba relacionar una productora tan poco arriesgada con un trazo tan único y arriesgado como el de Schultz. ¿Estarían a la altura de plasmar unas viñetas tan mitificadas? La respuesta es tan rotunda como sorprendente: sí. Al igual que a Schutltz, “único” es el adjetivo que mejor define a este largometraje. SnoopyEn los primeros instantes de los créditos iniciales vemos como se esboza un marco, como si el propio Schulz estuviera dibujando (lo sabemos por su inconfundible trazo). Sin saberlo, ya estamos presenciando el gran homenaje hacia el dibujante que se da en la cinta. No son referencias, ni son guiños hacia su figura. Es la sencilla y simple acción de respetar su pintoresca forma de dibujar a la hora de animar el largometraje. Vemos a Carlitos y a Snoopy tal y como los veíamos en las viñetas. Vemos a Carlitos sonreír con esa línea tan irregular, que denota en él inseguridad en todo lo que hace, y también vemos y escuchamos a Snoopy reírse de forma pícara y característica, junto con su pájaro amarillo Woodstock que siempre lo acompaña y su casa de madera roja, (mítica imagen la de él tumbado boca arriba encima de ésta). También escuchamos los pegadizos compases que siempre acompañaron a estos dos amigos en su serie animada, compuestos en esta ocasión por Christopher Beck. La unión de todos estos elementos resulta tan redonda, que es inevitable sumergirse de lleno en el mundo de Schultz. Con la diferencia de que por esta vez, lo haremos en un entorno animado por Blue Sky completamente en 3D, sin que esto signifique nada malo. Más bien es un punto más que anota el estudio estadounidense en su cuenta particular, al adaptar algo tan clásico al canon actual de animación, sin perder la esencia del original. Snoopy
El antiguo equipo de villanos de Megamente, El sindicato de Doom, han regresado. Nuestro héroe cabezon azul recién coronado, ahora debe mantener apariencias malvadas hasta que pueda reunir a sus amigos para evitar que sus antiguos compañeros malvados lancen Metro City a la Luna.
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