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Una nueva familia se ha trasladado a Elm Street, a una casa que llevaba un buen tiempo deshabitada. Pasado poco tiempo allí, los jóvenes comienzan a tener extrañas pesadillas, tal y como ocurriese años atrás. Uno de ellos consigue darse cuenta de que Freddy intenta poseerle desde el mundo de los sueños, para pasar su obra al mundo real. Aunque intenta resistirse, no puede evitar que el asesino le obligue a realizar terribles acciones. Sólo la novia del joven puede hacer algo por salvar a su compañero, y acabar con Krueger.
En la pequeña localidad de Antonio Bay, una fuerza terrorífica y malévola, oculta en una niebla espesa y mortífera, aterroriza a los vecinos del lugar. Envuelto en la bruma se esconde un espeluznante misterio que busca una venganza despiadada, un misterio que los habitantes de la población deberán desvelar antes de que sea demasiado tarde....Terror en la nieblaCritica: Parece ser que Hollywood tiene a sus escritores en huelga y por eso ha decidido echar mano de los guiones de todo a 100 que venden en los mercadillos, a tenor de este espeluznante film (y no porque de miedo precisamente) para paladares no ya poco exigentes, sino directamente insípidos. Un pueblo costero se ve amenazado por una niebla digital muy mala que se carga todo lo que engulle. Y ya está. No le busquéis tres pies al gato porque es todo lo que hay. Me parece que trataban de introducir hacia la mitad no se que rollo de unos fantasmas, pero la verdad es que no importa demasiado. A esas alturas de la película ya no consiguen recuperar tu atención ni desvelando quién mató a Kennedy. El argumento es muy parecido al de una película que vi hace ya bastantes años, por lo que es muy probable que encima se trate de un remake o plagio. En cualquier caso la película es tremendamente fiel a la original: aquella era una castaña insoportable y esta también. El guión es malo, pero malo de verdad. No tiene ritmo, ni estructura, ni personajes, ni coherencia, ni progresión dramática, ni escenas decentes, ni diálogos bien construidos, ni emoción, ni intriga, ni dolor de barriga. Nada de nada. Un pestiño de proporciones considerables. La realización está a la altura del último videoclip del grupo más cutre que se os pase por la cabeza. No se quién ha dirigido esto pero no le auguro un futuro muy prometedor en el mundo del cine. Casi mejor que vuelva a realizar anuncios de champú, que se le dan muy bien (ahí esta la patética escenita de amor en la ducha para corroborarlo). Y los actores… madre mía los actores. Como algunos de ellos son bastantes guapos supongo que también trabajaran como modelos publicitarios, lo que les permitirá llegar a fin de mes sin demasiadas complicaciones. De lo contrario pasarían mucha hambre y no se les vería con tan buena cara. Ahora que el resto no se como lo harán. A lo mejor reciben subvenciones del gobierno para ir tirando......Terror en la niebla
Una tormenta inclemente. Una niña secuestrada. Una madre desesperada. Y una misteriosa vecina que no duda en unirse a una peligrosa misión de rescate en la naturaleza....LouCriticA: Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Lou
Conan y los demás están disfrutando de la vista desde la torre Bell Tree Tower, la cual con 635 m de altura es la torre más alta de Japón. En ese momento, desde un lugar lejano se ve un destello de luz. En el siguiente instante una bala atraviesa el vidrio de la ventana y ¡Alcanza el pecho de un hombre!
Después de recibir malas noticias, Natalia, una joven novicia, regresa a casa, donde su hermana Ángela le pide que viaje con ella y sus amigos a un misterioso lugar.
Un padre no tiene los medios para pagar el tratamiento médico de su hija. Como último recurso, se asocia con un codicioso compañero de trabajo para robar un casino. Cuando las cosas van mal, se ven obligados a secuestras un autobús de la ciudad. HeistCritica:De Niro de mafioso como que le pega más, está más habituado a dicha firme personalidad por costumbre repetitiva, aunque en este caso hay tendencia ligera a no componer al capo con la contundencia merecida; está en las últimas, lleno de lamentos y penas, intento de reconciliación con sus errores familiares que no acaba de funcionar ni cuajar, ni para él ni para la audiencia pues, aunque están todos los ingredientes que cuentan, su uso, profundidad y revelado manejo, en su supuesta situación tensa, se queda en un abanico de claras intenciones que no osan ir más allá de ese consumo tenue y acomodado cuyo efecto no inquieta, no altera, no crea misterio sobre su evolución ni tira de la cuerda lo suficiente para que, el casino flotante y todos sus tejemanejes, te atrapen con adoración convincente. BusY es que “yo estoy al cargo”, pero no es rotunda la impresión recibida, por mucho que insista con esas frases prototipo, de categoría veterana para el género que trata; “nunca dejes que nadie te robe a ti, es señal de debilidad, agujero en las cañerías por donde tus enemigos tratarán de colarse”, que suena a lección vieja conocida, de amenaza neutra, teniendo en cuenta qué ilustre afirma dichas sentencias. El guión peca de tocar muchas teclas, sin confirmación ni decisiva parada en ninguna de ellas; que si “robar a Pope es un suicidio”, que si “quien dijo que el amor no se puede comprar no tenía suficiente dinero” -¡que manera de vapulear a los beattles!-, que si un socio de negocios turbulentos que ejecuta las palizas, que si cuestionamos el funcionamiento financiero de la sanidad y sus políticas, que si el héroe en duda toma vestigios de un Denzel Washington más glorioso de otra época, que si su compañero -de errónea aventura- llega para fingida pose de escasez realizada, que si por momentos recuerda a la mítica Speed pero sin su talento e inteligencia, con un formato humanitario de fondo que no coagula ni emociona ni se solidifica como debiera, más esa resolución altruista, de fondo bonachón, gracias a una poli que razona y juzga propiamente pasando de las órdenes del jefe ya que, el malo es un bueno en difíciles circunstancias, ¡hay que comprenderlo! que, con todo, no convence, únicamente remata lo que era un mirar sin sentir ni apenar, menos revolucionar al vidente, cuyo deducción cede y abandona pues no hay materia, no vale la pena. Bus
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