Narra la historia de Nicola Six, una irresistible femme fatale que tiene el presentimiento de que va a ser asesinada. Nicola mantiene relaciones con varios hombres, todos están locos por ella, pero sabe que uno de ellos será su asesino.
Terri es una entregada esposa y madre de dos hijos que vive en una casa idílica en las afueras de Atlanta, hasta que Colin, un encantador pero peligroso convicto fugado, llama a su puerta para pedir ayuda porque su coche está averiado. Ella le ofrece su teléfono para que llame en busca de ayuda, pero pronto descubre cuáles son las verdaderas intenciones de Colin y se encuentra luchando por sobrevivir junto con su familia. Favor peligroso No Good Deed Sin escrúpulosCritica:No es mala del todo,o al menos no tan mala como he leído en otros comentarios,en mi opinión. Es cierto que el guión tiene muchas lagunas y que estropean lo que podría haber sido una película con mayor empaque, pero las interpretaciones de Elba y Henson superan todas las expectativas, con gran variedad de registros, sobre todo Elba, que llega a dar realmente miedo durante todo el film, por eso la he aprobado, porque a mí me mantuvo en tensión y considero que es entretenida, pero efectivamente,no una gran película. Su buen inicio no hace justicia a su desarrollo y va siendo cada vez más floja hasta su final casi ridículo en el que, como típica película americana, el malo en un principio sobrevive a mil vicisitudes: golpes, disparos, caída por las escaleras, heridas sangrantes,etc. junto con un semi desnudo de Elba que es totalmente innecesario para la trama. Sin escrúpulosPor una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Sin escrúpulosEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Sin escrúpulos
El campeón Matt Reeves es testigo del asesinato de su amigo Johnny. Neegal, el creador de una nueva federación de kickboxing en Sudáfrica, parece ser el asesino intelectual. Johnny, como otros, tuvo que pagar con su vida porque no quería participar del nuevo torneo. Matt ahora se prepara para entrar en la competición.
Una epopeya sobre una de las épocas más convulsas de la historia reciente del conurbano bonaerense. En este contexto surge un grupo de idealistas a los que llaman despectivamente: "Los bastardos"..... Los bastardosCritica: que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Los bastardos
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