Jessie (Carla Gugino) y Gerald (Bruce Greenwood) son un matrimonio maduro que viaja a una remota cabaña con la esperanza de revitalizar su deteriorada relación en un sitio apartado y tranquilo. Allí Gerald propone a su mujer un juego sexual: esposarla a la cama para incrementar las sensaciones. Pero cuando éste muere de un infarto, Jessie tendrá que luchar por su supervivencia. Gerald's Game GeraldCritica:Combinando retales de Cujo y Eclipse total (Dolores Clairbone) -puede que hasta de Cadena Perpetua (o La redención de Shawshank) con la idea de juguetear con los flashbacks y flashforwards así como en el lado de sobrevivir y penetrar en la psique de los personajes-, El juego de Gerald es la mejor adaptación de Stephen King en términos de pura tensión humana desde los tiempos de Misery.No es sólo la estupenda tensión (y una imaginería de puro terror que puede inducir a pesadillas fácilmente), ni tampoco unas interpretaciones magistrales de Carla Gugino y Bruce Greenwood. Ni siquiera una premisa llena de suspense, con perro hambriento incluido y puntuales jirones de gore. Son los momentos -por suerte, muchos- en los cuales los diálogos y el corazón de la historia laten muy por encima de todo eso lo que la convierten en todo un pelotazo en sus propios términos. Gerald Que esté sólo en Netflix se me antojo hasta de un tanto injusto, pues aún con una factura un tanto televisiva, está rodada y presentada con la suficiente elegancia como para ser estrenada en salas comerciales (aún teniendo una vida comercial justita). Es una gran película, una genuina sorpresa y otro paso adelante en el rejuvenecimiento actual de Stephen King en el cine. Cuánto menos se sepa, mejor. Haz caso de las críticas positivas, pues esta es una de las ocasiones en las cuales el hype es real. Debe ser vista. Gerald
La historia jamás contada de la reina más icónica de Inglaterra mucho antes de su llegada al trono. La muerte de Enrique VIII deja a la joven huérfana Isabel Tudor a merced de la imprevisible y peligrosa corte inglesa....Becoming ElizabethCritica: *Tomándose su tiempoNo son pocas las series de ficción con múltiples temporadas que bien podrían habernos contado en un puñado de episodios o incluso en una película de dos horas de duración. Sin embargo, en el caso de producciones televisivas de calidad que lidian con la monarquía inglesa, como es el caso de Becoming Elizabeth, somos muchos los espectadores que acabamos enganchados a la pantalla durante horas y que, aún así, nos quedamos con ganas de más.Esta producción británica de ocho episodios es un muy buen ejemplo de lo mucho que dan de sí las turbulentas y complejas relaciones que han impulsado tantos reinos. También es muestra de lo importante que es dedicarles el tiempo justo a su desarrollo, dándonos la oportunidad de conocer a los personajes y de entender sus motivaciones. Haciendo justo eso, Becoming Elizabeth nos acerca a una figura histórica que ha inspirado una larga lista de producciones literarias, televisivas y cinematográficas. En este caso, eso sí, la protagonista no es la reina de Inglaterra, sino una joven Elizabeth Tudor, a la que seguimos en su camino hacia el trono de Inglaterra.*Tomándose licenciasAl contrario que las anteriores antologías de Starz Play en torno a mujeres de la realeza inglesa (La reina blanca, La princesa blanca), Becoming Elizabeth no está basada en una de las novelas de la exitosa escritora Philippa Gregory. De hecho, la creadora de la serie y única responsable del guion es Anya Reiss, quien, además de haber trabajado anteriormente en producciones televisivas, tiene una sólida trayectoria como dramaturga..... Becoming Elizabeth
Headstrong farmer Rosemary Muldoon has her heart set on winning her neighbour Anthony Reilly's love. The problem is, Anthony seems to have inherited a family curse, and remains oblivious to his beautiful admirer. Stung by his father's plans to sell the family farm to his American nephew, Anthony is jolted into pursuing his dreams.... Wild Mountain Thyme....Wild Mountain ThymeCritica: ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia....Wild Mountain Thyme
Cuando varias porristas son expulsadas de la escuela o lesionadas en circunstancias misteriosas, la nueva estudiante Riley comienza a sospechar que su madrastra podría ser la culpable.....Killer Cheer MomCritica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Killer Cheer Mom
Después de que un hombre accidentalmente crea un campo magnético que borra las videocintas de una tienda, él idea un plan con la ayuda de su amigo, el dependiente de la tienda, para mantener su empleo. Una mujer anciana es la clienta más leal de la tienda, y la pareja se prepara para recrear cada película que ella renta, desde "El Rey León" hasta "Robocop".
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