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Narra la vida de Vivo, un kinkajú («oso de la miel» de la selva tropical) dotado de un brillante talento para la música, que busca la forma de viajar desde La Habana hasta Miami para entregarle una canción al antiguo amor de su adorado dueño..... VivoCritica El poder de la músicaVivo es una película que se vale de la magia musical, para trasladar al espectador una historia llena de emotividad. La música es el elemento que consigue conectar y ofrecer la posibilidad del reencuentro, a los distintos personajes que conforman la historia. Esto lo vemos desde el primer instante, en el que vemos la manera en la que se conocieron Andrés y Vivo; es decir, la música los unió para siempre, haciendo que conectaran a través de su magia. Por lo cual, este es el leitmotiv que sigue toda la trama y las distintas subtramas de la cinta; algo que se consigue con bastante maestría, proyectar y a la vez profundizar.Es maravilloso, como la película consigue verse impregnada de mucha delicadeza y emotividad, a la vez que sumerge al espectador en una trepidante aventura. El primer tramo de ella, juega más a un nivel emocional, mientras la segunda nos ofrece la acción y diversión, para luego acabar en una mezcolanza de ambas.*La música de Lin-Manuel MirandaHabía muchas ganas de ver esta película de animación, para ver que nos tenía preparado el bueno de Lin-Manuel Miranda. Tras habernos deslumbrado este año con “En un barrio de Nueva York” en cines, Miranda vuelve a conmovernos con sus maravillosas melodía latinas. Los números musicales de Vivo no defraudan en absoluto, trasportándonos magníficamente a través de la travesía de la cinta. Puedes respirar ese aroma y esa buena vibra del pueblo latino, con cada una de las canciones que componen este film; aunque es cierto que también, maneja otros números musicales que se alejan del género, que acaban entusiasmando del mismo modo......Vivo
Narra el viaje de realizan un padre alcohólico y su distante hijo desde Montana a Nebraska para recoger lo que cree que es un premio de un millón de dólares.Critica:A los pocos segundos de comenzar "Nebraska", Woody, el protagonista de esta historia, es interrogado. Las preguntas son, en apariencia, sencillas: ¿De dónde viene?, ¿Hacia dónde va?. Sin embargo, las respuestas dadas por el personaje que interpreta magistralmente Bruce Dern, son demoledoras, complejas, y a la vez, de una simplicidad que desmonta por completo al espectador antes de darse cuenta de que está delante de una pantalla. En ese mismo momento, Alexander Payne, desde su posición de narrador privilegiado, abre una ventana al fondo del corazón de un microuniverso cercano en el que la honestidad de un relato construido desde la mirada perdida del miedo a un final incierto, susurra con calidez su mensaje desolador y esperanzador al mismo tiempo.Es "Nebraska" una road movie, que poniendo su vista en la perfecta "Una historia verdadera" de David Lynch, ofrece un viaje tanto a sus protagonistas como al patio de butacas. Un recorrido desnudo y carente de colorido por las raíces nudosas de una América deconstruida a través de relaciones familiares disfuncionales. Un mundo carente de falsa moral, donde la sinceridad se erige como base de un relato que admite tantas dobles lecturas, que la visión de esta obra maestra, termine reportando beneficios ingentes para la audiencia. Dudas existenciales, remordimientos vitales, errores, éxitos y fracasos se pasean por delante de la cámara en un desfile narrativo emocionante que apunta directamente al fondo de las emociones más humanas.Alexander Payne, tras sus notables precedentes, consigue con "Nebraska" redondear su filmografía con una cinta perfecta que, desde la nostalgia del blanco y negro, se perfila como una fábula sobre el pasado, presente y futuro, cuyo mensaje se escribe con letras doradas en la retina de un público consciente del cariño con que el realizador perfila su obra maestra. De la mano de un Bruce Dern demoledor, en la cima de su madurez artística, y de un Will Forte entrañable; la odisea surrealista de Payne, encierra en su interior momentos de gran cine: humor surrealista, dramatismo sobrecogedor y cuestiones éticas, mezcladas en una narración ejemplar vertebrada por un trabajo desnudo y sincero como pocos en el presente curso cinematográfico.
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