Atrapado en un bucle temporal en el que es Navidad para siempre, un hombre de familia que odia las vacaciones comienza a aprender lecciones valiosas sobre lo que es importante en la vida....La nochebuena es mi condenaCritica: Soy muy fan de las películas de navidad. Creo que pocas no habré visto, así que me aventuro cada vez que sale una nueva, aunque haya a priori cosas que me tiren para atrás. En este caso me repelía un poco que fuese brasileña. ¿Por qué? No lo sé. Quizás Brasil no sea el sitio más lindo para ver la Navidad si lo que te gusta es un buen puñado de nieve. Aún así me armo de valor, y tiro con ella.Pues la película me ha gustado bastante. Es comedia sin llegar a ser absurda y tiene sus partes de drama que emocionan y mucho. Vas viendo la película y por la cabeza se te pasa "¿y si eso me pasase a mí?". Y aunque el final sabes claramente cómo va a ser, no es sorpresa para nada, el trayecto hasta llegar ahí merece la pena.Así que no diré mucho más, solo que sin Nieve la Navidad también existe, la fecha y el espíritu. Y también que el actor a veces se parece a la versión de AliExpress de Vin Diesel, un tío muy divertido por cierto. Grata sorpresa....La nochebuena es mi condena
Unidos por su amor a la música, la relación de 10 años de Liam y Natalie llega a un punto de inflexión. Deciden separarse, pero a la hora de repartirse los discos, la banda sonora de sus vidas les vuelve a unir. Modern Life Is RubbishCritica:Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. ModernEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Modern
Los tres hijos, ya adultos, de un arisco artista neoyorquino se enfrentan a la difícil relación que tienen con su padre y entre ellos. La familia tenía a sus miembros separados, pero se reúnen para un evento que celebra la obra artística de su padre. Allí surgirán conflictos familiares.
Tras ser plantada en el altar por su prometido, una joven ejecutiva adicta al trabajo decide compartir el crucero de su luna de miel en el Caribe con una de las personas con las que jamás pensó verse en una situación así: su padre, otro adicto al trabajo con el que apenas tiene relación. Lo que comienza siendo un viaje tenso por la falta de confianza, tras algunas aventuras y cócteles, termina convirtiéndose en una reconciliación con la vida y una enseñanza sobre el aprecio a la familia. Hija de su padreCriticaAlgunos pueden pensar que lo del título es prepotencia pura, pero no lo es. La realidad es que este podría haber sido perfectamente el nombre de este film. La película es muy sencilla en su planteamiento: un padre y una hija que durante un viaje compartirán confidencias sobre sus vidas, a la vez que se reprocharán todas aquellas cosas que durante los años de ausencia del padre ella piensa de él. Durante este crucero por el Caribe disfrutaremos de todas las atracciones que nos prometen en Royal Caribbean en sus cruceros y de todas las actividades que se pueden disfrutar a bordo de estos barcos (parece que es el único propósito del largometraje). Una comedia dramática con buenas interpretaciones y que se hace agradable durante su visión. Hija de su padre
Alex vive en Inglaterrra, trabaja arreglando aparatos eléctricos en una empresa que no va bien económicamente, se acuesta con mujeres casadas y bebe alcohol como si no hubiera mañana. Su vida es un completo desastre hasta que un día, su tío Raymond le propone pagar todas sus deudas a cambio de irse a vivir al extranjero durante un año, en concreto, a Nueva Escocia. Una vez allí, el joven intenta buscar trabajo en la pequeña localidad en la que vive y descubre que tiene el don de curar a las personas, pero ni siquiera cree en su propia habilidad. En su lucha por comprender su nueva realidad, una adolescente con cáncer le mostrará el camino. importaCritica:Me conmocionan las tan polarizadas valoraciones en FilmAffinity respecto a la película “Lo que de verdad importa” (en su versión original “El curandero”, al menos ahí sí que va con la mentira por delante). Mi acompañante y yo asistimos con estupor a las 2 horas de cine pagado más incómodas en años. Desde la perspectiva que la mires, la película es ofensiva. Sólo le salva una cosa: la motivación para hacerla y el fin de su recaudación. La Fundación Aladina lleva a cabo una labor tremenda y necesaria en el campo del cáncer infantil. Y me alegro que el carácter benéfico del film ayude a personas que desafortunadamente sufren esta terrible enfermedad. Habiendo dejado eso claro, no comprendo el mensaje que se nos quiere enviar en el metraje. Cinematográficamente la película tiene la categoría de telefilm vespertino de sábado. Quizá las personas que tan bien la puntúan están acostumbradas a este tipo de productos y piensan que son buenos. No, no lo son. Son un refrito de clichés, dramas mal contados, humor forzado y un toque de fantasía que deja un poso de confusión. Es lo que sucede con “Lo que de verdad importa”. importa Si la Fundación no tiene vinculaciones ideológicas ni religiosas, y está de acuerdo que el campo que estudia el cáncer es la oncología, ¿por qué da pie a que se luzca la figura de un curandero, es decir, una persona que tiene el poder de sanar con la mirada a los demás? La psicología y la predisposición positiva son tremendamente importantes en la lucha por la enfermedad, pero no son la causa de ésta (no del cáncer) y en última instancia no van a hacer que los tumores remitan. Además, ¿qué papel tienen la religión y la fe más allá de esperanzar a sus feligreses? En esta película, disfrazada de falso optimismo, tienen cabida insinuaciones inquietantes sobre el ser un buen parroquiano o no. También guiños a prácticas pseudocientíficas que tanto daño están haciendo y han hecho en todo el mundo. Todo ello bien edulcorado, pero el mensaje cala. Lo mires por donde lo mires, muy alejado de la realidad de esta enfermedad y de cómo se combate verdaderamente. Algo que no esperaba de alguien que día tras día la observa en primera persona. importa
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