La Liga de la Justicia: Dioses y Monstruos explora una realidad recién concebida en el Universo DC, donde los miembros de la Justice League Superman, Batman y Wonder Woman son versiones mucho más oscuras de los superhéroes que las personas piensan que conocen. Justice League: Gods and Monsters monstruosCritica:Fascinante realidad alternativa, donde Superman no es hijo de Jor-El ni sus padres humanos fueron los Kent, donde Luthor es un sosias de Stephen Hawking, donde Batman es Kirk Langstrom y más murciélago que nunca y donde Wonder Woman no es de Isla Paraíso, sino de una realidad cósmica distinta. Buenos que son malos y al revés, con guiños continuados a los aficionados al universo DC y una trama sorprendente hasta el último instante. Gran logro, fallando quizás en los medios, con muy pocos figurantes en planetas y calles. monstruosPor una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. monstruosEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. monstruos
William Parrish, es un poderoso y meticuloso magnate cuya vida se ve alterada por la llegada de un enigmático joven llamado Joe Black que se enamora de su hija. Se trata, en realidad, de la personificación de la muerte, con una misión que cumplir en dicho hogar...
La gente de todo el mundo disfrutaba de un nuevo juego llamado Ordinal Scale, un ARMMORPG desarrollado exclusivamente para la Augma, una nueva consola portátil diseñada para juegos AR (realidad aumentada). Pero, los jugadores no tenían idea de que una pesadilla del mundo virtual estaba empezando a difundirse en realidad! A medida que sus compañeros se encuentran en peligro, el héroe es invocado una vez más.
Cuando lo desea, el vampiro Lestat convierte a sus víctimas en vampiros, concediéndoles así el don de la inmortalidad. A finales del siglo XVIII, Lestat convierte en vampiro a Louis de Pointe, un hombre desolado por la pérdida de su esposa y de su pequeña hija. Doscientos años más tarde, a finales del siglo XX, en San Francisco, Louis decide contar su historia, la historia de amor, terror y éxtasis de un vampiro, a un joven reportero,
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