En la cabeza de Juan, escritor en paro, parecía una buena idea: currar como guarda del Hotel Balneario de Ariño, la misma antigua zona minera donde está ambientando su novela, su soñado best seller histórico con el que debutar por fin. Pero de repente se para el mundo, aparece la pandemia, España entera entra en cuarentena y lo que iba a ser un sencillo trabajo de quince días se convierte en un encierro de la nueva normalidad.
Se acerca la Navidad de 1941 y la población de los Estados Unidos afronta la llegada de las festividades sumida en el miedo a nuevos ataques similares al perpetrado por los japoneses en la base naval de Pearl Harbor. La psicosis colectiva alcanza niveles de auténtica paranoia, sobre todo en las zonas costeras, y muy especialmente en el área de Los Ángeles, considerada como el punto estratégicamente ideal para una operación masiva de desembarco de las posibles tropas invasoras. Al mismo tiempo, el fervor patriótico y belicista impregnan a toda la sociedad, pero sin conseguir poner freno a las ganas de divertirse de los más jóvenes, ni a la locura de algunos de los responsables de las fuerzas armadas.
Grace es una mujer religiosa que vive en una vieja casa mantenida oscura porque sus dos hijos, Anne y Nicholas, tienen una rara sensibilidad a la luz. Cuando la familia comienza a sospechar que la casa está embrujada, Grace lucha para proteger a sus hijos a cualquier costo ante los extraños acontecimientos y las visiones inquietantes.
Durante el primer curso en el instituto, unos chicos deciden contratar a un guardaespaldas de poca monta (Owen Wilson) para que los proteja de unos matones que les están haciendo la vida imposible. Desde el primer día de clase, Ryan, Wade y Emmit se convierten en el blanco de las burlas de Filkins, el "matón" del instituto y un torturador nato. De pronto, lo que habían imaginado que podían ser los mejores años de su vida se convierten en un infierno. Es entonces cuando contratan a Drillbit Taylor (Wilson) como guardaespaldas.
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