Clare Shannon (Joey King), de 17 años, sobrevive como puede al infierno que es el instituto, junto a sus amigas Meredith (Sydney Park) y June (Shannon Purser). Cuando su padre (Ryan Phillippe) le regala una vieja caja de música con una inscripción que promete conceder los deseos de su dueño, ella piensa que no tiene nada que perder. Clare pide su primer deseo y, por sorpresa, se hace realidad. En poco tiempo lo tiene todo: dinero, popularidad y el chico de sus sueños. Todo parece perfecto hasta que las personas más cercanas a ella empiezan a morir de manera espantosa y retorcida. Ahora, con sangre en sus manos, Clare se tiene que deshacer de la caja, antes de que le cueste su vida y la de sus seres más queridos. Siete deseosCriticaEl director de la más que digna ‘Annabelle’, el spin off de ‘El conjuro’, y que dirigió una película más posteriormente, presenta su nueva producción, que una película de terror dirigida totalmente a un público adolescente, muy en la línea de la saga de ‘Final Destination’.Tras vivir una traumática experiencia siendo niña a causa de la trágica muerte de su madre, Clare (Joey King), tiene ahora 17 años, cursa la preparatoria y junto a dos amigas son las chicas impopulares de la clase y típicas víctimas de bullying, enamorada de un compañero que nunca voltea a verla.Pero todo en su vida cambiará cuando su padre le regala una misteriosa caja musical china que se ha encontrado, que es capaz de concederle siete deseos, pero Clare no reparará en el precio que deberá pagar por ellos.Ligera en su tono, bien narrada, por momentos predecible, pero con cierto encanto, ‘7 deseos’ parece ser un buen inicio para una nueva saga adolescente, muy cercana en sus formas a ‘Destino final’, donde también el humor y las imaginativas muertes se vuelven un deleite para quien mira.La película no acumula sustos, pero a cambio presenta una historia bien contada, con un verosímil que consigue sostenerse, mucho gracias a la buena elección del casting que brinda interpretaciones acordes al tono del filme y a la ingeniosa manera de resolver sus escenas clave.Para espectadores que disfruten del terror adolescente, películas ligeras como ésta es una buena elección, que seguramente no defraudará a quien la elija. Siete deseos
Burt Gummer regresa a su casa en Perfection, Nev., Para descubrir que la ciudad del terror se ha convertido en un parque temático, y cuando los gigantescos gusanos simulados se vuelven reales, los supervivientes deben luchar contra las criaturas una vez más. Gummer cuenta con su impresionante conocimiento de armamento contra la generación más nueva y letal de graboides carnívoros, con la ayuda de dos jóvenes empresarios.
Secuela de "The Blair Witch Project". Unos estudiantes se adentran en los bosques Black Hills de Maryland para intentar descubrir qué pasó en la desaparición de la hermana de James, relacionada con la leyenda de la bruja de Blair. Pronto una pareja de lugareños se ofrece a ser sus guías en los bosques. Blair Witch La brujaCritica:Vayamos por partes. Nunca he sido un admirador de "El proyecto de la bruja de Blair" nunca me ha satisfecho el cine rodado con cámara en mano, a modo de metraje encontrado,pero sí soy consciente de que aquella película de 1999 consiguió hacer algo a partir de la nada. Con un presupuesto insignificante, unos actores amateurs (cuyas carreras no dieron para más) y suplido con mucho atrevimiento e imaginación, construyeron algo nuevo. La técnica del "found footage movies" que ya está tan trillada, con docenas de películas, algunas que superaban a aquella, pero también auténticos bodrios. La brujaAhora bien, quitando la originalidad, el atrevimiento, la novedad, la sorpresa que provocó en el espectador aquella película que tan bien habían sabido vender sus creadores, insinuando que el metraje encontrado era auténtico y que se convirtió en una enorme bola de nieve que daría a "El proyecto de la bruja de Blair" el honroso puesto de película más rentable de todos los tiempos, quitando todo eso, ¿Qué queda? Pues un remake encubierto que prácticamente repite todas las situaciones de aquella, sin sorprender en ningún momento y dejando al espectador la sensación de que todo eso que ocurre en pantalla ya lo ha visto docenas de veces.Esta vez son seis, no tres, los gambas de ciudad que van deambulando por el bosque, entre diálogos sonrojantes y absurdos, los actores son malísimos, parece que en lugar de interpretar, reciten el guión, cada uno espera a que el otro acabe de hablar para soltar su parida sin mayor fundamento. Luego se acaban perdiendo, como en la era de los móviles, no es necesario que pierdan el mapa para no saber donde están, ahora es porque no tienen cobertura. La bruja
En un pequeño pueblo, un grupo de personas descubren una caja con cintas de vídeo que muestran una figura trajeada sin rostro que persigue a una familia hasta llevarlos a la locura. Ahora, el hombre sin rostro les perseguirá a ellos. Always Watching: A Marble Hornets Story SiempreCritica:La leyenda urbana de Slenderman, creada en internet, ha tenido incursiones tanto en videojuegos como en cine. En lo primero ha tenido bastante exito, no asi en el mundo del cine (o mas bien del video domestico), con alguna adaptación de dudosa calidad. No es el caso de la pelicula que nos ocupa, donde sin grandes alardes, se consigue trasladar la leyenda de internet a una historia mas o menos interesante y que ya habiamos visto en por ejemplo el juego "Slender The Arrival". Sustos bien implementados, aunque no sorprenden, escenas a camara fija, tipico rodaje encontrado... Nada que ya no hayamos visto. De todas formas, si te llama la figura del larguirucho trajeado, esta por fin es la pelicula que te gustará. SiemprePor una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. SiempreUn metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Siempre
No volver a mostrar