Cuarta entrega de la serie cinematográfica Misión imposible. El agente Ethan Hunt, acusado de un atentado terrorista con bombas contra el Kremlin, es desautorizado junto con toda la organización, al poner en marcha el Presidente el “Protocolo Fantasma”. Abandonado a su suerte y sin recursos, el objetivo de Ethan es rehabilitar el buen nombre de su agencia e impedir un nuevo ataque. Pero Ethan emprende esta misión con un equipo formado por fugitivos, cuyos motivos personales no conoce bien. Mission: Impossible - Ghost Protocol Protocolo fantasmaCritica:Ya era hora. Desde que Brian De Palma nos legó la primera entrega de Misión Imposible, parece que la saga de Ethan Hunt, iba perdiendo paulatinamente con cada nueva puesta en largo, su objetivo: ser una película de espías espectacular. John Woo, nos regaló una buena colección de escenas de acción fabulosas sin un hilo conductor coherente entre ellas. J.J. Abrahams, endosó un poco de su edulcorante a la saga, regalándonos momentos emotivos con escenas de acción también maravillosas. Protocolo fantasmaY ha tenido que ser Brad Bird, en su primera incursión en el cine real, lejos de Pixar, el que nos recuerde delante de lo que estamos. M:I IV, es cine de espionaje con increíbles dosis de acción. Porque aquí hay lujo, como en las mejores películas de James Bond; hay gadgets espectaculares, que ya querría para sí el Superagente 86; y hay infiltraciones que dejan en evidencia a la mítica escena de la primera entre de esta saga. Protocolo fantasmaPorque aquí hay de todo, más y mejor, y encima con algo de coherencia. Esta Tom Cruise, que no es el mejor actor de la historia ni de lejos, pero que se compromete con sus proyectos y nos entrega todo su carisma envuelto en escenas de un gran impacto visual. Esta Jeremy Renner, ese, para mi gusto, gran actor al que le queda aún mucho por demostrar rejuveneciendo la saga y aportando su carácter. Esta Simon Pegg, suavizando la tensión que inunda la pantalla en todo momento con su suave y elegante humor que no desentona. Esta Paula Patton, regalando sensualidad. Y por ahí pasa durante un rato un grande como Tom Wilkinson y otro grande para mi recuerdo como Josh Holloway. También esta Michael Nyqvist, conocido por su papel de Mikael Blomkvist en la saga Millenium; y aunque su personaje desmerece la película, no es culpa suya, es de un guión que no llega a dibujar la psicología de un malvado que desconcierta por el total desconocimiento de su móvil. Protocolo fantasma
En el Tokio de la posguerra, un campeón de boxeo invicto, Masahiro, entrena para enfrentarse a Clint, un estadounidense que le ha retado. Ambos llevarán a cabo un viaje que pondrá a prueba los límites del espíritu humano. In Full Bloom La florCritica: La flor del combate , filme nipón después de la Segunda Guerra Mundial , nos presenta a dos personajes ,en este caso boxeadores que van a pelear por el honor de sus países , mas que nada Japón luego de ser derrotado por los norteamericanos en la contienda bélica, Los diálogos son importantes, el apriete de la Yakuza,(Mafia Nipona) y las escenas de combate al final hacen de este filme que la flor del cerezo tiene un significado simple. ¿El miedo se puede superar ? o es el adversario que lleva a estos dos luchadores a ver en su interior que La florPor una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. La florEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. La flor
Una abogada brillante, Laura, tiene que viajar a la isla tropical en la que creció y convencer a su amigo Chip para que remplace a su abuelo millonario y dirija la compañía que él creó.
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