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Una mujer despierta en una unidad criogénica médica. No recuerda quién es ni cómo ha terminado encerrada en una caja no más grande que un ataúd. Mientras se queda sin oxígeno, debe reconstruir sus recuerdos para escapar de esa pesadilla.....OxígenoCritica: El personaje de Melanie Laurent parece que se hubiese levantado de un sueño agitado, solo que más bien ha despertado a una pesadilla. Oxígeno (Oxygen) comienza con susodicho personaje descubriendo y asimilando que se ha despertado encerrada en lo que parece ser una cámara criogénica de reducido espacio. El habitáculo es como una especie de ataúd futurista, lleno de pantallas con parámetros extraños, indicadores lumínicos y, en general, de parafernalia tecnológica. La mujer en esta situación no recuerda su nombre, ni cómo ha llegado hasta allí.El problema es que el nivel de oxígeno se sitúa en poco más del 30%, y progresivamente va bajando. Al personaje de Mélanie Laurent se lo recuerda continuamente una inteligencia artificial llamada M.I.L.O, cuya voz corre a cargo de Mathieu Almaric y que desde una pantalla en el techo tiene una forma circular algo abstracta. No son pocas las incógnitas que deberá despejar la protagonista (llamada por M.I.L.O Omicron 267 por motivos desconocidos). ¿Quién es realmente? ¿Cómo ha llegado hasta allí? ¿Por qué parecen haberla abandonado en la cámara?Solamente posee una serie de recuerdos fragmentados que son de escasa ayuda. Con estos elementos no es difícil asociar Oxígeno (Oxygen) con Buried (2010), la estupenda película de Rodrigo Cortes. Y algunos parecidos, en efecto, son esenciales. Sin embargo, Oxígeno (Oxygen) conforme se desarrolla va separando su camino de la película protagonizada por Ryan Reynolds y vuela libre por ......Oxígeno
Víctor, un sexagenario desilusionado, ve su vida trastornada el día en que Antoine, un brillante empresario, le ofrece un nuevo tipo de atracción: mezclando artificios teatrales y reconstrucción histórica, la empresa de Antoine ofrece a sus clientes la oportunidad de sumergirse de nuevo en una era de su elección. Victor decide entonces revivir la semana más memorable de su vida: aquella en la que, 40 años antes, conoció a su gran amor.
Un médico que recibe una llamada en la madrugada. Álvaro, su vecino, le pide que vaya urgentemente porque ha sucedido un incidente.
La película tiene por protagonista a un motivador profesional que, cuanto más ayuda a la gente, más monótona y anodina es su vida; todo el mundo le parece y le suena igual. Hasta que la voz de una chica le suena diferente y está dispuesto abandonarlo todo y a todos por alcanzar la felicidad con ella. AnomalisaCritica:Sinécdoque, Cincinnatti. O el triste sentido de una vida entera condensada en una noche. En su última obra, Charlie Kaufman vuelve a jugar con la geometría narrativa. En este caso, la circularidad de “Anomalisa” da forma a una de las más precisas disecciones por planos de los gozos y, sobre todo, las miserias que alberga la cotidianidad en el hombre actual. Poco o nada me detendré en el prodigio técnico que es la película, aunque qué irónico y significativo me resulta el hecho de que una de las obras cinematográficas recientes que retrata de forma más diáfana y cercana la experiencia íntima del ser humano y la ridiculez intrínseca ligada a la misma esté protagonizada por figuras no humanas, en una especie de transmutación de la nueva vieja carne por la vía del stop motion. Así, en un relato que podríamos catalogar como costumbrismo urbanita, “Anomalisa” destila una magia triste, donde lo real y lo pararreal se entrelazan en forma de pesadillas maravillosas al respecto del nuevo hombre-masa y coños mal comidos. AnomalisaLa circularidad viene subrayada por la circunstancia de que “Anomalisa” se abre y se cierra con una carta escrita por una mujer cuyo destinatario es el mismo hombre. Ese viaje radial que plantean Kaufman y Duke Johnson tiene por tanto en su final un eterno retorno a la casilla de salida, una puerta cerrada a la concreción del amor porque el miedo es real y posiblemente definitivo, aunque exista un matiz de esperanza para quien quiera verlo. Es cuanto menos llamativo que haya un remanente de los Joel y Clementine de “Eternal Sunshine of the Spotless Mind” en la relación de Michael Stone y Lisa, los protagonistas de esta pequeña elegía moral, ya que, aunque es cierto que es la voz de ese hombre inútil la que resuena durante todo el metraje, la última palabra la tiene siempre la mujer en lo que parece una discreta obsesión del autor a la hora de revelar al mundo un cierto conflicto interno sobre el macho empequeñecido y ridículo en el casus belli emocional. Anomalisa
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