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Alex Truelove (Daniel Doheny) está en su último año de instituto y lo tiene todo: buenas notas, una novia (Madeline Weinstein) y una buena pandilla de amigos. Todo va sobre ruedas hasta que Alex decide contar que ha decidido decir adiós a la virginidad. Entonces es cuando conoce a Elliott (Antonio Marziale), un encantador chico gay que no se corta en decirle a Alex lo que siente por él… Embarcado a la fuerza en un emocionante y divertido viaje de descubrimiento sexual y personal, Alex descubre que el amor, como tantas otras cosas cuando uno se hace mayor, puede ser un asunto confuso. Y no pasa nada.
Escrito y dirigido por Andrew Adamson ("Shrek," "The Chronicles of Narnia: The Lion, the Witch and the Wardrobe"), y producido por el cineasta ganador de un Academy Award (R) James Cameron, la película 3D incluye actuaciones artísticas y acrobáticas de algunas de las producciones más elaboradas de Cirque du Soleil. Cirque du Soleil: Worlds Away Cirque du SoleilCritica:Los cinco continentes han podido comprobar lo tremendamente satisfactorio que resulta este circo nacido en las entrañas de Quebec. La poesía de sus historias atrapa al público hasta el final, recorre todos sus poros, le hace gravitar de su asiento y le agradece el dinero depositado en la entrada. Un nuevo concepto del teatro en todos los sentidos. Para el cine la última revolución llegó cuando 'Avatar' nos trajo las tres dimensiones desde Pandora, mensajeras de lo que prometía ser una nueva forma de ver, sentir y disfrutar el cine a ras de las córneas. Desde entonces una infinidad de géneros han adoptado la nueva tecnología, aunque todo sea dicho, muy pocas películas han merecido pagar el suplemento. Es el momento de que ambas experiencias se den la mano y ofrezcan una alternativa innovadora y económica de ir al circo. Cirque du Soleil'Worlds Away' describe la fantasía y la nigromancia de espléndidos mundos que dos jóvenes enamorados deben recorrer para volver a encontrarse. El mismo James Cameron la ha producido y hay que reconocer que la obra no es tan solo un mero documental producto de una grabación. Posee elementos cinematográficos capaces de construir majestuosas escenas aéreas, acuáticas, verticales, gravitatorias... un sinfín de elementos y planos que hacen gala de un notable ejercicio de cámara. Los bellos tirabuzones, danzas, saltos al límite y las acrobacias clásicas del circo se dan la mano con coreografías milimetradas para hacer del cuerpo humano un musical. Lo que hacen esos beduinos malabaristas parece rozar los límites de la razón y la cámara lenta permite apreciarlo con detalle. Cirque du SoleilNo nos vamos a poner tiquismiquis por tanto con el experimento en taquilla. Tan solo cabe achacarle pretender hacer tan digestiva y placentera la obra física como una adaptación, por muy bien elucubrada y puesta en escena que esté. Ni el 3D, ni la maravillosa banda sonora, ni las imposibles piruetas de su numeroso reparto consiguen darle a la realidad de la dramaturgia un nuevo concepto en pantalla. Cirque du Soleil
Después de que los amigos de un adolescente mueren en un accidente, descubre que correr le permite recordarlos perfectamente. Correr, sin embargo, también le da notoriedad. Está atrapado entre mantener vivo el pasado y hacer nuevos recuerdos en el presente. Corazón de un CorredorCritica: Se centra en un joven corredor que tras perder a su novia y su amigo comienza a reconstruir su vida en una nueva escuela. Una historia de auto superación que no logra conmover del todo. Se pierde en carreras y entrenamientos explotando muy poco la tragedia y secuelas del protagonista. Se puede ver, pese a que no hace la diferencia.Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado.Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.
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