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Siglo XIX, Rusia zarista. Adaptación de la novela homónima del escritor ruso Leon Tolstoi. El conde Vronsky, un joven y apuesto oficial, se enamora perdidamente de Anna Karenina, esposa de un alto funcionario de San Petersburgo. Cuando se conocieron en una estación de tren, un guardavías murió arrollado por un tren, y Anna interpretó este hecho como un mal augurio. Como el marido de Anna se niega concederle el divorcio, deciden vivir juntos, pero, a partir de ese momento, se verán marginados por la sociedad a la que pertenecen.
Una misteriosa epidemia en forma de locura masiva provoca que los padres ataquen violentamente a sus hijos. Carly y Joshua tratarán de sobrevivir durante tan aciaga jornada, amenazados por unos progenitores que poseen los rasgos de Nicolas Cage y Selma Blair.
Los juguetes de Andy, un niño de 6 años, temen que haya llegado su hora y que un nuevo regalo de cumpleaños les sustituya en el corazón de su dueño. Woody, un vaquero que ha sido hasta ahora el juguete favorito de Andy, trata de tranquilizarlos hasta que aparece Buzz Lightyear, un héroe espacial dotado de todo tipo de avances tecnológicos. Woody es relegado a un segundo plano. Su constante rivalidad se transformará en una gran amistad cuando ambos se pierden en la ciudad sin saber cómo volver a casa. Toy StoryCritica:Divertida y entrañable comedia, un clásico ya del cine "para niños" (es un decir, porque la puede disfrutar cualquiera), y que creo que fue el primer largometraje realizado íntegramente por ordenador. Una historia con bastantes valores moralizantes (es Disney), una progresión narrativa modélica (la manera de presentar a todos los personajes, cómo van evolucionando y demás) e incluso un final bastante emocionante. Toy StoryEs interesante que al principio rechace mostrar las caras de los adultos, lo que se explica pensando que posiblemente no quisieran hacer algo ridículo (no es lo mismo modelar un juguete que una persona), pero también que en el fondo los adultos son irrelevantes, no tienen ninguna importancia en esta película. De hecho, uno de los grandes aciertos de Pixar ha sido basar siempre sus películas en personajes que no se pudiesen hacer sin ordenador o dibujos, con lo que consiguen por un lado tener personajes originales (juguetes, insectos, peces, monstruos, superhéroes de cómic, coches...) y por otro no se exponen a una posible comparación con los modelos reales (las personas). Y efectivamente, las películas de animación que en vez de parodiar la realidad han querido suplirla completamente (como Final fantasy o The polar express) han sido fracasos considerables. Muy buenos los personajes casi antagónicos pero al final complementarios de Woody y Buzz, y brillantes algunas de las bromas "específicas para juguetes", como por ejemplo la misión de reconocimiento de los soldaditos verdes o el juego que le sacan al señor Potato con lo de que se le caigan las facciones de su cara. Toy Story
Charley Brewster, un estudiante de secundaria, descubre accidentalmente la verdadera y espeluznante naturaleza de Jerry Dandrige, su elegante y enigmático nuevo vecino; pero nadie parece dispuesto a creerle.
Un grupo de jóvenes pretende pasar un fin de semana de diversión, alcohol y sexo. Sin embargo, su plan de diversión se truncará al cruzarse en su camino un grupo de castores zombis que tratará de acabar con ellos. ZombeaversCritica:Jordan Rubin dirige una película que, desde su concepto, solamente podía encaminarse hacia dos posiciones: la de la serie Z más Z o la broma cabrona. Zombeavers es ambas. Rubin nos presenta un slasher de menos de 80 minutos de duración en el que, visualmente, las bases del género están presentes ya que en el guion del propio Rubin y de los hermanos Jon y Al Kaplan todo se invierte, se evoluciona o directamente se repatea. Ahí está la gracia de Castores zombies. Es un slasher a nivel visual, con sus (presuntos) jovenzuelos, su cabaña en el lago (se admite bosque, llanura o cualquier ambiente natural) y el (o los) asesino(s) en serie, en este caso unos castores zombies radiactivos que tienen como costumbre lo de ir por ahí jodiendo a propios y extraño, matando porque sí y cortando cables de teléfono. Es difícil hablar de calidad o de factura en una película como Zombeavers, pero sí se puede hablar de diversión y el trípode creativo formado por Al Kaplan, Jon Kaplan y Jordan Rubin consigue una buena cantidad de eso. Y, además, se permiten sus sorpresas para disfrute del espectador. ZombeaversRachel Melvin, Lexi Atkins y Cortney Palm son las tres chicas guapas que en todo slasher que se precie deben aparecer. Palm empieza como la guarrona del grupo; Atkins es la que atraviesa una fase difícil y Melvin es la sensata, pero lo bueno es cómo van mutando los papeles a medida que avanza la película y cómo las tres chicas, que parecen divertirse a un nivel extremo rodando la película (igual que el resto del reparto), se amoldan a la evolución de sus respectivos personajes. Hutch Dano, Jake Weary y Peter Gilroy interpretan a los chicos y los tres tienen grandes momentos; Dano tiene la mejor frase de la película ("No nos peleemos; eso es lo que quieren los castores"), Weary un buen momento gore en el baño y Gilroy un instante glorioso, pie en mano, en el lago. Cada uno cumple tan bien como el anterior. Rex Lynn completa el reparto principal apareciendo como personaje independiente y con un trabajo muy bueno. Bill Burr y John Mayer, uno comediante y el otro músico, forman una pareja de transportistas de lo más peculiar que aparece en los dos extremos de la película, así como en los créditos, manteniendo conversaciones brillantes. Zombeavers
Una versión musical de la historia clásica de Charles Dickens, 'A Christmas Carol', de un misántropo avaro que es llevado a un viaje mágico. Cada víspera de Navidad, el fantasma del espíritu de la Navidad selecciona un alma oscura para ser reformada por una visita de tres espíritus. Pero esta temporada, ha elegido al Scrooge equivocado... Por primera vez, el clásico clásico "A Christmas Carol" se cuenta desde la perspectiva de los fantasmas en este musical sobre el cuento de Dickens....SpiritedCritica: está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Spirited
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