Un marido destrozado jura llevar ante la justicia a los responsables de la muerte de su mujer, a la vez que protege a la única familia que le queda, su hija....Sweet GirlCritica: esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Sweet Girl
Harry Dalton (Pierce Brosnan), un prestigioso vulcanólogo (todavía afectado por la muerte de su esposa en la erupción del monte Pinatubo), detecta una peligrosa actividad sísmica y avisa de una posible erupción en las cercanías de Dante’s Peak, un tranquilo pueblecito del Noroeste coronado por un inmenso volcán apagado. Pero nadie da crédito a sus avisos hasta que ya es demasiado tarde. El volcán entra en erupción y la población, dominada por el pánico intenta huir. Harry intentará escapar con la alcaldesa (Linda Hamilton) y sus hijos.
Thriller de acción sobre un cartel de la droga. Un narcotraficante escapa de la justicia y se refugia en México, pero la policía de un pequeño pueblo fronterizo y la torpeza de sus hombres ponen en peligro su libertad. The Last Stand El último desafíoCritica:Uno de los más peligrosos narcotraficantes custodiado por el FBI logra zafarse de la seguridad durante un traslado a prisión, gracias a una impecable operación de su organización criminal. Su objetivo es huir a México, pero para ello deberá atravesar un pequeño y apacible pueblo, Sommerton. Hasta aquí todo parece salir sobre ruedas (nunca mejor dicho, ya que ese tramo es todo adrenalina automovilística) para Gabriel Cortez (Eduardo Noriega), pero no contaba con que el Sheriff de aquel lugar fuese Ray Owens (Arnold Schwarzenegger), un experimentado policía que tras una larga y ajetreada vida al servicio de la Ley en Los Ángeles, decidió pasarse a un puesto más tranquilo, como el que disfruta en esta apartada localidad fronteriza. Ahí es donde la película se convierte en el particular “Río Bravo” (1959) de Arnie, compartiendo el argumento de un Sheriff que deberá plantar cara a una amenaza que le supera en fuerza y número de hombres. El último desafíoVuelve Arnold Schwarzenegger (“Depredador“, 1987) y qué mejor manera de hacerlo que con un producto especialmente ajustado a su medida. Allá donde no puede llegar con sus 65 años, alcanzan sus compañeros de reparto, que se convierten en un apoyo muy efectivo. Casi todos ellos interpretan roles con alguna particularidad que hará que esbocemos un sonrisa, pero sin duda es Luis Guzmán (“Punch-Drunk Love“, 2002) en otra de sus brillantes apariciones, quien llena de carisma la pantalla con un personaje tan rocambolesco como campechano —de esos que producen empatía—, encabezando lo más llamativo de unos secundarios conscientes de que la auténtica estrella es Arnie, que aquí está inconmensurable moviéndose como nadie sobre el terreno que mejor conoce. El último desafíoY eso no es casualidad. Kim Ji-Woon no es uno de esos directores improvisados con curriculum de dirigir video-clips y comerciales, que habitualmente los estudios ponen a cargo de este tipo de películas "pasatistas" de acción. El tipo la tiene clara y consigue dos cosas a la vez: cumple entregando a los productores la actualización del cine de acción norteamericano de los 80 y 90 que estos le encargaron, y al mismo tiempo le inyecta al proyecto su impronta personal, conservando en términos visuales y estéticos el mismo nivel de calidad y cuidado técnico que conocimos de sus producciones previas del otro lado del globo.Otro punto acertado fue no cargar toda la peli sobre los -no tan anchos como antes- hombros del Governator, rodeándolo de un elenco de buenos secundarios que no están de relleno, sino que participan activamente como pilares de la narración y se les reserva a cada uno sus momentitos para lucirse. Eduardo Noriega ("los tipos como tú nos hacen mala fama a los inmigrantes") es el único punto débil del film. Sobreactua su etereotipado mexicano narco, y dice sus frases como una ampulosisdad un poco exagerada. El último desafío
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