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Esta vez seguimos a Paul Blart hasta Las Vegas, donde va a acudir a una Expo de Guardias de Seguridad junto con su hija adolescente, antes de que esta se marche a la universidad. Con lo que Blart no cuenta es que van a atracar el casino donde se encuentra tanto su hija como él, desencadenando situaciones hilarante y teniendo que demostrar todo lo que ha aprendido en su formacón. Héroe de centroCritica:Resignado por el desastroso resultado de la primera parte decidí darle la oportunidad a esta segunda. Para criticar algo primero hay que verlo o, al menos, intentarlo. En mi caso fue más lo segundo, un simple intento, porque al igual que pasaba con la primera se hace imposible acabar de verla. La verdad es que no entiendo el motivo de esta secuela, sobre todo cuando las críticas y la nota de la primera eran, cuanto menos, malísimas. ¿Intento desesperado de remontar el vuelo? Puede, pero no se consigue en absoluto. Se parte de la idea principal que no era atractiva, por lo tanto explotar aun más dicho asunto no pintaba bien. Incluso se permiten el lujo de reírse en la misma cinta de esta clase de ''policías''. Lo único que vemos es al protagonista hacer esparavanes y movimientos toscos con el fin de hacer reír. ¿El resultado? Exacto, vergüenza ajena y sensación en el espectador de facepalm. Un tipo con sobrepeso no es sinónimo de hacer gracia; esto es algo que deberían haberse replanteado un poco más. La historia sigue la línea de la primera. No solo no atrapa ni se hace divertida de ver sino que además se hace peor aun que la primera. Si aquella, cutre y lamentable donde las haya, era novedosa con la idea, esta hace una caricatura de aquella y baja la nota todavía más. ¿Se podía bajar una nota que rozaba el 0? Pues por lo visto sí, se podía. No es entretenida, huele a sobremesa que tira para atrás y también provoca vergüenza ajena en muchas de sus secuencias. Menudo desastre. Héroe de centroEl reparto repite únicamente en su protagonista y en su hija, con aspecto bastante diferenciado. Kevin James imagino que habrá sido remunerado por su caché, porque si es por su labor en la primera apaga y vamos. Es un actor que considero aceptable y pasable sin más, pero es que este rol que le han dado es patético. Parece que se ríe de sí mismo en todo lo que hace, como si su personaje no tuviese amor propio. En fin, lamentable. Todo el elenco se mete por completo en ese tipo de actores y actrices del cine de sobremesa. Que si malos malísimos que no se cree ni el tato, que si un héroe que no es héroe acaba con todo, que si los valores de la familia... Vamos, llena de clichés y tópicos a más no poder. El reparto refleja todos esos factores. El aspecto cómico, una vez más, es pésimo. El de la primera era deleznable, pero lo de esta es, creo, todavía peor. ¿En serio alguien ha considerado esto una comedia? Hablo de los productores, el director, los guionistas y demás. ¿En serio? Esto dista muy lejos de entrar en un género (en los últimos años bastante flojo) que se supone es para disfrutar y pasar un buen rato. No hace gracia en ningún momento, repleta de gags (por llamar a eso de alguna manera) y secuencias que lo único que producen es vergüenza ajena. Estos no han sabido aprender de sus propios errores, según se ve. Héroe de centro
Cuando la famosa fotógrafa Christina Eames muere inesperadamente, su hija Mae Morton (Issa Rae) se queda confundida, enfadada y llena de preguntas. Cuando encuentra una fotografía escondida en una caja de seguridad, Mae comienza a investigar la vida de joven de su madre, comenzando al mismo tiempo un apasionado e inesperado romance con un periodista, Michael Block (LaKeith Stanfield)....La fotografíaCritica:La famosa y conocida fotógrafa Christina Eames muere de forma súbita e inesperada. Su hija Mae Morton (Issa Rae) queda en una especie de shock, desorientada y con muchas interrogantes en su interior. En una caja de caudales, Mae encuentra sendas cartas manuscritas de su madre, una para ella y otra para quien fue el amor de su vida, lo cual que la joven emprende una labor de investigación para conocer la vida de su madre cuando era joven. Al hilo de esta búsqueda comenzará un imprevisto y pasional idilio con un periodista, Michael Block (Keith Stanfield).Cuarta película de la afro-canadiense Stella Meghie, con un guión de la propia Meghie que por vez primera confecciona el libreto ella sola. La película, no sin esfuerzo y excesos consigue llevar a puerto la historia, tanto a través de las imágenes, acompañadas de una fotografía excelente de Mark Schwartzbard, como con la sustancial y en ocasiones excesiva banda sonora de Robert Glasper. S. Meghie transpone y trenza las vidas sentimentales de una madre y una hija a lo largo de los años ochenta hasta el momento actual, desde los orígenes en un sur pobre, al sofisticado Manhattan. Es una cinta de múltiples capas, con un lenguaje visual exuberante y preciso, que pretende invitar al espectador a mirar debajo de la superficie, lo mejor y más bonito de un encuentro azaroso y providencial. Pero no siempre lo logra....La fotografía
Ryder y los cachorros son llamados a Ciudad Aventura para evitar que el alcalde Humdinger convierta la bulliciosa metrópolis en un estado de caos.
El enfermero Greg Focker conoce a los padres de su novia antes de proponerle matrimonio, pero el desconfiado padre de su novia es la peor pesadilla de cualquier cita.
Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de Buckingham, con motivo del cumpleaños del príncipe Felipe. YouthCritica:Puede sonar a perogrullada, pero el espíritu de La gran belleza sigue presente en Paolo Sorrentino. En su última película, Youth, explora el paso de los años, las decisiones que uno toma en su juventud y el resultado que se obtiene con ellas. Pone una mirada en el pasado para analizar el presente y el futuro, sin olvidarse de incluir su peculiar mirada artística. Michael Caine interpreta a un director de orquesta, ya retirado, al que le piden un último encargo bastante particular. Le acompaña Harvey Keitel, que da vida a un director de cine que busca firmar su última gran obra maestra, su testamento fílmico en vida. Los dos se encuentran de retiro en un centro de spa en los Alpes suizos, un lugar idílico, plagado de la fauna (animal y humana) más variada, donde explorar su tiempo, sus recuerdos y el legado conseguido, «nuestro legado, que también es una perversión». YouthEn un mundo de “selfies”, de bicicletas de última gama a caballito, de cuerpos tallados a golpe de photoshop, de grandes dramas frente a pequeños problemas y de videoclips pop que han perdido personalidad, el legado se convierte en algo indispensable, pero es un legado que llega viciado, y que las generaciones que llegan convierten en un arma a favor de lo convencional. Sorrentino repite su discurso crítico enmascarado de comedia agridulce, en esta ocasión contra la vuelta al pasado, los arrepentimientos y los presentes autodestructivos. En su mirada encontramos pasión y hastío a partes iguales, y acude, para ello, a los recuerdos, aquellos que aún permanecen, los que ya no están presentes y los que regresan en algún paréntesis de revelaciones lúcidas. Se intuye cierto miedo del propio Sorrentino a la desaparición, al olvido de lo que algún día supuso para el cine, aunque sus intenciones parecen claras cuando apunta a que la televisión es el presente y el futuro. ¿Tendrá algo que ver la mini-serie que el realizador italiano está preparando?. YouthYouth resulta una descarga sensorial, tanto por lo que se ve como por lo que se oye; una perfecta coreografía orquestada por el maestro Sorrentino con la música que corre a cargo de Fred Ballinger (Michael Caine), y donde la simpleza de su sonido radica en la sencillez de sus instrumentos; una batuta al servicio de la naturaleza, única inspiración de Ballinger en este mundo que empieza a conocer, un mundo donde los sentimientos están sobrevalorados, en el que se piensa siempre en el pasado y se dice pensar en el futuro, un mundo en constante avance donde lo imposible se vuelve posible. Youth
Hayley planea pasar la Navidad con la nueva familia de su hermana, pero el festejo se complica cuando el hombre que la llevó a separarse de su ex llega inesperadamente.
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