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El agente retirado de operaciones encubiertas la CIA, Frank Moses (Bruce Willis), vuelve a reunir a su peculiar equipo de élite para emprender la búsqueda a nivel global de un dispositivo nuclear portátil desaparecido. Por el camino tendrán que enfrentarse a un ejército de implacables asesinos, despiadados terroristas y oficiales del Gobierno enloquecidos por el poder; todos ansiosos por hacerse con un arma devastadora… y todos muy poco conscientes de lo que puede suponer enfrentarse al equipo de Retirados Extremadamente Peligrosos y sus tácticas de la vieja escuela. Red 2Critica:Y luego se quejan del fracaso de la taquilla. ¿Cómo no va a fracasar una película que intenta imitar con brocha gorda un éxito que tampoco es que fuera para tirar cohetes? De acuerdo, la primera parte tenía su gracia, al ver a un grupo de exagentes de la CIA jubilados que tienen que salvarse de una purga, y además el alemán Robert Schwentke supo darle un toque de espectacularidad en la narrativa cercano al cómic de DC en que se basó la historia. Pero al cambiar de realizador, y dárselo a un obediente artesano de estudio, Dean Parisot, se ha despersonalizado todo hasta niveles realmente increíbles. Es lamentable ver a actores de la talla de Anthony Hopkins, Catherine Zeta Jones, Helen Mirren o John Malkovich bailar como un perrito de feria y aguantar hacer el tonto (ojo, una cosa es hacer comedia, y otra hacer el ridículo) por un cheque. Red 2La historia no tiene ni pies ni cabeza: resulta que nuestros amigos los superagentes jubilados tienen que volver para solucionar un complot internacional que puede llegar a desencadenar una nueva Guerra Mundial, con la amenaza de detonar una bomba atómica en el mismísimo corazón de Rusia. El problema no es que la historia no sea buena –que en una película de estas características, puede colar…-, sino que su desarrollo es lo más deficitario que hemos visto en años: personajes que cambian de bando (ahora son malos malísimos, y tras una secuencia, son buenos buenísimos; ahora son tontos tontísimos, y de buenas a primeras, son los más inteligentes del planeta… una locura, vamos…) historias que tienen que explicarse a pedazos saltando de ciudad en ciudad sin orden ni concierto… el desastre. Red 2Ni la cara de estreñido de Bruce Willis, el glamour de Helen Mirren o la bis cómica de Malkovich son suficientes para salvar a este engendro que por momentos va empeorando hasta llegar a ser un subproducto que no hay por donde cogerlo, literalmente. Además resulta increíble que Mary-Louise Parker vaya de ingenua-oficinista-recién-salida-de-los-despachos y se reconvierta de golpe en Mata-Hari, cuando además ese toque de ingenuidad chirría con los añitos que ya empiezan a notársele peligrosamente. Red 2
Un policía se encuentra en una carrera contra el tiempo para encontrar a una víctima de secuestro cuyo secuestrador mató accidentalmente. Aaron Eckhart interpreta a Frank Penny, un policía deshonrado que busca una oportunidad de redención. Cuando secuestran a la hija de 11 años del jefe de policía, Frank se vuelve pícaro para tratar de salvarla. Pero para encontrar a la niña, Frank necesitará la ayuda de Ava Brooks, cuyo canal de noticias en vivo está transmitiendo cada movimiento de Frank. Mientras una ciudad mira, Frank y Ava corren contra el tiempo en este explosivo thriller de acción.
La vida de Tombey cambia completamente cuando su padre decide acoger en su hogar a la princesa de un lejano pueblo que se encuentra en apuros.
La historia sigue a Kotogawa, un taxista excéntrico y reticente de 41 años sin familia y sin mucho apego por las demás personas. Mantiene conversaciones con sus clientes, incluido un estudiante universitario que quiere volverse viral, una enfermera que oculta un secreto, un comediante sin éxito, un rudo callejero y una prometedora idol. Estas conversaciones lo llevan a una chica que ha desaparecido.
Un examen explícitamente oscuro y divertido de la maternidad, desde la perspectiva de una mujer que no quiere ser madre.... El bebéCritica: Vamos que nos vamos. Esta serie me estrena HBO Max en la infamia en la que lleva Netflix instalada desde tiempos pretéritos. El NO-DO contraataca de nuevo, y esta vez me ha metido un torpedo en toda la línea de flotación.La serie empieza bien. Rollo anti-maternidad, más o menos grueso, más o menos sutil, pero en plan comedia gamberra. Vamos a reírnos de como los bebitos se comen nuestras vidas, nuestras relaciones, nuestras amistades, y nuestras almas. Cómo puede ser, con lo bonicos que son. Pues vale. No se esconde, y sabíamos a lo que veníamos.Pero entonces llega EL EPISODIO, que para mi será el último, porque no me gusta que me tomen el pelo. No recuerdo si era el quinto, o por ahí. Da igual. De pronto, la serie cambia el tono y se convierte en otra cosa. La cosa. La única cosa omnipresente que domina todas las plataformas. Eso de lo que acusábamos a Netflix, angelitos, pero que resulta, está en todas partes, a todas horas.Y se pone a saco. Se pone en serio. A tomar viento la comedia gamberra. Como una planta carnívora, te he atraído con ella hasta aquí, y ahora, toca cerrar las fauces. Cerrar muy fuerte. Rechinar los dientes, aplastar, deglutir, disolver -tu mente-.La estrategia no es nueva, Netflix era la experta en esto: mira esta serie de fantasmas, majo. En realidad te voy a meter dogma por un tubo. Mira esta casa encantada, ¿te mola? Rellena de dogma a tope. Como una empanada. Empanada de dogma. Porque claro, si no te la empano, no te la vas a comer. Que te conozco. Que solo quieres entretenerte y pasarlo bien. No quieres venir a la misa de diario, maldito... El bebé
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