Cuando un grupo de adolescentes descubre un cadáver flotando en un canal, la brutal realidad detrás del asesinato perverso revela los oscuros secretos del pueblo en donde viven.
El mundo de Andy cambia totalmente cuando su madre sufre un terrible accidente. Sin nadie que lo cuide, es llevado a Cuernavaca, una localidad situada al sur de México. Allí se encuentra la casa de su lejana abuela paterna. Mientras su madre se debate entre la vida y la muerte, el niño se enfrentará al rechazo de su propia abuela, al mundo seductor y peligroso del hijo del jardinero y a la búsqueda de su padre. Ópera prima del cineasta mexicano Alejandro Andrade, protagonizada por el debutante Emilio Puente y Carmen Maura, leyenda de la interpretación española y antigua musa de Pedro Almodóvar en películas como '¿Qué he hecho yo para merecer esto?' o 'Mujeres al borde de un ataque de nervios'. CuernavacaCritica: *La ausencia instalada en el corazónDurante su hora y media crea una buena metamorfosis personal, que entremezcla sentimientos extremos como la frustración, la fascinación, el descubrimiento, el dolor… sin dejar de lado el desarrollo de su contexto. Una exploración del significado de la familia y las difíciles relaciones personales que se entrelazan entre ellos. La dificultad del querer y lo que supone, ese miedo terrorífico de desnudarse emotivamente, lo que eleva el significado propio del largometraje.Otro de los puntos más introspectivos que se ve en la obra de Andrade es la manera de abordar las consecuencias de la desolación del abandono. Cada personaje sufre, en distintos grados, el aislamiento del adiós a una persona querida. Hay una red de desencantos interpersonales que provoca la empatía hacia cada personaje. Pese al carácter doloroso y desgarrador, se dan líneas de esperanzas y luminosas con las diferentes alianzas que se van formando. Los claroscuros que hay en cada una de las piezas de este juego de ajedrez ofrece una profundidad que permite conectar con el espectador. El film sigue la estela íntima marcada por el lugar, siendo éste un personaje en sí mismo, como “Manchester frente al mar” o incluso, la reciente y premiada “Roma”, también de nacionalidad mexicana. Cabe recordar que Andrade realizó antes su proyecto que el de Alfonso Cuarón.*Caras vemos, corazones no sabemosEl reparto viene encabezado por Emilio Puente y una de las grandes figuras de la historia del cine, Carmen Maura. Cuernavaca presenta a Puente como Andy, el niño protagonista. La interpretación del joven ha sabido apoyarse en los otros actores para otorgarle mayor énfasis. Por lo cual, el ejercicio de contención del pequeño es muy potente. Sin embargo, la gran revelación, sin duda, es la propia Maura. Vuelve a demostrar porque es una de las mejores actrices españolas de la industria. Una interpretación magistral, llena de contraste con pinceladas muy prominentes de dolor, vestidos de severidad. Una construcción muy humana que lleva a cabo de una forma muy natural. El peso fílmico y dramático caen en la madrileña y lo resuelve brillantemente. Es la piedra angular del resto de interpretaciones de la película.Moisés Arizmendi se convierte en Andrés, el padre de Andy. El actor, conocido por diversas telenovelas en su país, se deshace del dramatismo excesivo y se muestra pausado. La pesadilla de su personaje se refleja perfectamente en el lenguaje no verbal del actor. Se entrega al sentimiento y justifica su ausencia durante una parte importante del film. Su actuación queda en la retina del espectador, en especial, la última secuencia que comparte con el personaje de Puente. Hay que destacar el gran papel de Dulce Domínguez, como Dhely. Una gran naturalidad y una luminosidad que equilibra las sombras que envuelven al film. Enternece al público y se convierte en un pilar fundamental del largometraje. Por último, Diego Álvarez Díaz otorga una actuación respetable, pero no notable. Es su ópera prima, pero no termina de sobresalir y se ve opacado por el resto de interpretaciones protagonistas.*El ambiente contemplativoAl igual que mencionamos el título de “Roma” de Cuarón, o por ejemplo “Ida” de Pawel Pawlikowski, Cuernavaca tiene un factor visual muy importante. Es cierto que no tiene un acabado tan soberbio como los dos filmes nombrados. Hay una utilización muy importante de los espacios naturales abiertos, dando una belleza muy elegante a esta obra. Sin embargo, se pierde un poco el dinamismo de los interiores, donde mengua esa personalidad tan visual del film. La utilización del simbolismo de las hormigas y del sentir a través de los sueños es un acierto, aunque puede confundir con su mensaje a una parte del público. Por tanto, la soledad está muy bien representada, aunque no sigue siempre esta línea, por lo que su resultado es irregular. Un trabajo excelente de la dirección fotográfica y artística, que han sabido coordinarse de una forma muy eficiente.También sumerge al público al universo del despertar juvenil en los propios ojos de Andy. Esa dualidad del mundo adulto, corrompido, seductor y complejo frente al infantil, llevado por el sentir y no por el razonamiento, muy bien planeado por la dirección. Por consiguiente, hay un acabado en la imagen con mucha belleza, con una iluminación que en ocasiones, emula a un aspecto de fábula. La banda sonora juega un papel importante, al igual que los silencios extendidos que hablan más que el propio diálogo. Han sabido crear una coreografía junto a las imágenes. Un buen montaje que aprovecha al máximo el trabajo artístico y técnico. Únicamente tiene el defecto de ser demasiado flemático en la primera parte del film, lo que provoca un ritmo menos dinámico y no termina de dar el pistoletazo de salida durante su arranque. Ralentiza la acción, pero luego consigue dar un resultado muy atractivo.*ConclusiónCuernavaca es una obra visualmente muy elegante y atractiva. Un guion que trata con mucha profundidad la pérdida y el abandono. Una red de relaciones interpersonales en los que la pena envenena a sus personajes, que se ven curados por la esperanza de nuevas sensaciones. Una buena construcción narrativa. Las interpretaciones son muy notables, destacando la de Carmen Maura, una maestra de la actuación. La actriz española dota de naturalidad, efecto y sentimiento a la obra. Es la piedra angular de la cinta. Una realización técnica muy buena, que se ve algo opacada durante el desarrollo del arranque, que ralentiza el frenesí emotivo que, por suerte, se desarrolla después. Una oda a la huella de dolor interno, que se desnuda y no duda en llegar a las entrañas del público.
Un grupo de jóvenes prisioneros de guerra alemanes no pueden ir a casa hasta que desentierren más de dos millones de minas ocultas en Dinamarca y con sus propias manos.
En una sociedad en la que los estereotipos de belleza femeninos resultan inalcanzables, una adolescente de sólo 14 años deberá transitar un solitario camino en la búsqueda de la aceptación propia, en el que la anorexia promete peligrosas soluciones....PaulaCritica: ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Paula
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