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En un futuro cercano, Theodore, un hombre solitario a punto de divorciarse que trabaja en una empresa como escritor de cartas para terceras personas, compra un día un nuevo sistema operativo basado en el modelo de Inteligencia Artificial, diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Para su sorpresa, se crea una relación romántica entre él y Samantha, la voz femenina de ese sistema operativo. Her EllaCritica:Spike Jonze puede ser muchas cosas pero ante todo es un cineasta único. Asociado en sus dos primeros trabajos a Charlie Kaufman, con quien dió luz a "Cómo ser John Malkovich" y la notable "Adaptation (El ladrón de orquídeas)", su independencia creativa confirmó su talento no sólo tras la cámara sino también metiendo mano en el guión. Cuatro años han pasado desde que magnífica "Donde viven los monstruos" llegara a los cines pero la espera por fin ha terminado. Y permitidme adelantar: ha merecido muchísimo la pena, porque "Her" es una pequeña maravilla que, en la línea de su mediometraje "I'm Here", parte de una idea curiosa pero consigue elevarse y ganar fuerza a medida que transcurren los minutos. Así lo que podría ser una pequeña anécdota, un pie de página, adquiere una forma completa en calidad de prodigio de la imaginación y del buen hacer de Jonze. EllaEn un futuro alternativo, Theodore es un hombre solitario que trabaja escribiendo cartas afectuosas para gente que no conoce; un día, descubre la existencia de un nuevo sistema operativo con una inteligencia artificial tan avanzada que aprende, evoluciona y mejora con el uso. Esta es la premisa, que se desarrolla en forma de película romántica sin juicios ni dedos apuntando a la forma en la que actúan los personajes. Lo que podría haberse convertido en una sátira salvaje en la medida de Black Mirror (difícil no recordar el episodio 2x01, "Ahora mismo vuelvo") prefiere apostar por la candidez para permitir que Theodore aprenda sin recibir latigazos por el camino, que descubra, al igual que Samantha, cómo pueden ser las cosas si se les da una oportunidad. Lo mejor de la película es precisamente que se limita a mostrar, algo que por ejemplo no funcionaba de la misma manera en una película que también revertía los códigos del cine romántico para llevarlos a su terreno, como fue el caso de "Lars y una chica de verdad" (2007). Ahí la cosa forzaba tanto la idea que terminaba por ser inverosimil. Jonze, sustentando su película en una distopia, sortea todos estos problemas y lo hace además creando a unos personajes magníficos. Ella
Allison (Pugh) es una joven cuya vida se desmorona tras su participación en un accidente mortal. En los años siguientes, será la improbable relación que establece con su posible suegro (Freeman) la que le ayudará a vivir una vida que merezca la pena.... Una buena personaCritica: Mi abuela solía decir, "la vida son dos cucharadas de hiel, por una de miel". ¿Por qué esta dosis no es igual para todo el mundo, abuela? ¿Quién la controla? ¿De qué depende la proporción hiel/miel que nos toca a cada uno? ¿Quién se hace responsable de nuestras tragedias y alegrías?"A Good Person", una película sobre duelo, adicciones, pérdidas y dolor; sobre compasión, destino, voluntad divina y redención. Una historia que en papel podría resultar inverosímil, pero que en la pantalla logra penetrarnos a través de la emoción.Zach Braff, su guionista y director, nos lleva de la mano a recorrer los suburbios de Nueva York y, ya de paso, a explorar la condición humana. Como fan secreta de su trabajo en Scrubs, admito que la peli ganó puntos cuando supe que él estaba detrás.Maravillosa fotografía, primeros planos exquisitos, un abuso premeditado de las escenas a contraluz, con todo lo que ellas representan. Locaciones apacibles y monótonas que contrastan con el drama individual de cada personaje. El rodaje se hizo en la ciudad natal del director, y esas raíces se hacen sentir a través de las imágenes.Un Morgan Freeman excepcional (no podía ser de otra manera), acompañado de un elenco femenino sobresaliente. Tuve mis problemas para conectar con Allison, la protagonista, encarnada por Florence Pugh, y el personaje de la nieta de Morgan me puso de los nervios, marcando siempre el mismo gol... (es el personaje que menos cuaja), pero me enamoré profundamente de los roles secundarios: de la madre y la madrina; imperfectas, guerreras, humanas..... Una buena persona
Aunque viven en la misma ciudad, Elisabeth y John‑John habitan mundos distintos. ¿Podrá un apasionado primer amor derribar barreras sociales y culturales?... Bahía de inviernoCritica: esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Bahía de invierno
Una famosa estrella va de incógnito para buscar tratamiento por un problema médico. Mientras está en el hospital, conoce a tres mujeres únicas y notables: una rockera anciana, una madre joven y una maestra de escuela jubilada y soltera. Juntas la ayudan a enfrentar la adversidad con humor y camaradería mientras la entrenan para el papel más desafiante que jamás haya interpretado… ella misma....El final que quieroCritica: pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... El final que quiero
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