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Adaptación del segundo libro de la serie de Wimpy Kid, de Jeff Kinney. Greg Heffley (Zachary Gordon), que ahora está en séptimo curso, sigue haciendo frente a sus problemas, pero ninguno más importante que los castigos de su hermano mayor Rodrick (Devon Bostick), que sigue intentando arruinarle la vida
Tras perder el prestigio por culpa de su carácter y sus problemas personales, el chef Adam Jones (Bradley Cooper), pasado un tiempo, abre con su antiguo equipo un nuevo restaurante con el objetivo de alcanzar la perfección y conseguir las tres estrellas michelin. Burnt Una buena recetaCritica:Burnt es una película- producto, que se deja ver- consumir con facilidad. No sé cómo le ha ido o irá en taquilla, pero imagino que no demasiado mal. Bradley Cooper, supongo un icono del momento para jóvenes ardientes, encarna al Chef de nuestra historia. No sólo es atractivo su aspecto, sino que su personaje desarrolla todos las fantasías eróticas y mentales del macho del momento, del prototipo del hombre de hoy en día, el que fascinará a la mujer en general: exitoso, ambicioso y egomaníaco. Así miles de mujeres ya lo tendrán todo hecho en cuando te conozcan, ya sabrán hasta dónde y con quién. La historia es esta: Bradley llego a la cima, una vez allí no supo asimilarlo, hace dos años que no bebe y llega a Londres con ambición renovada para volver a cocinar y demostrarse a sí mismo y al mundo entero lo grande que es. Es en definitiva una historia de redención personal y cuenta con una trama al uso, que no tiene mucha fuerza pero si la suficiente para pasar el rato. Después el usuario, a pesar de lo elitista del personaje, cuenta con su bendición si ha cenado en Burger King antes de la película o si decide hacerlo después. Es un producto autocomplaciente con el mundo que lo parió. El conglomerado situación laboral- romance si bien es tópico aguanta el tipo gracias a unos actores a la altura de las circunstancias. En el spoiler puede que desvele partes importantes de la trama. Una buena recetaUn demonio de la cocina está de vuelta, un prodigio arrogante, soberbio, estúpido e inestable que se cree puede controlarlo todo, genialidad de un chef que busca reclutar a ese fantástico equipo -al igual que Ocean con sus eleven-, que le permita acceder a la codiciada tercera estrella Michelín, el Yoda de la cocina. Un millón de ostras peladas y pone fin a esa auto condena impuesta, que le lleva a Londres para resurgir de sus cenizas y ser lustroso y conflictivo ave Fénix; con sabrosa banda sonora y la combinación del inglés rutinario y la elegancia gastronómica -ya mito desbancado- del francés en la gastronomía culinaria, intenta ser divertida e irónica, atractiva y emocionante con ese loco inteligente, intratable, espontáneo e imprevisto, quebrado interiormente. Una buena recetaEl mundo competitivo de la alta cocina, su tensión, presión, gritos y desequilibrios por la perfección del mejor, dilema inquisitivo que abarca mucho más de lo profesional, pues se trata de la reconstrucción de quien lo estropeó todo e intenta ganarse el respeto de los suyos de nuevo. Y en esa prevesible cruzada, de la infernal piedad de sus rivales, a la satisfacción personal del logro abrazado, Bradley Cooper, el guapo de Hollywood por excelencia, de increíbles ojos azules, siempre ideal como perdedor en proceso de redención, se rodea de buenos secundarios para teatralizar esa noria auto destructiva, de prevista parada ganadora, a tiempo de enmienda. Una buena receta
Dos hermanos que no se han visto en 15 años reparan su relación mientras cumplen un sueño de la infancia: un viaje en moto por carretera a través de México.....A todas partesCritica: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... A todas partes
Un traficante de marihuana se crea una familia ficticia con una stripper y dos jóvenes como parte de su plan para pasar un gran cargamento de Estados Unidos a México.We're the Millers MillerCritica:Me gusta comenzar hablando de una película pudiendo decir que en líneas generales me ha convencido porque es un verdadero alivio. Porque a pesar de algunos defectos o carencias que la susodicha cinta pueda poseer, eres consciente de que sus contras jamás van a superar esa sensación que has experimentado de satisfacción, agrado y disfrute en la mayor parte de su duración. MillerLos aciertos se cuentan a pares; el planteamiento inicial, la original vuelta de tuerca que se le da al esqueleto de lo preestablecido para firmar una comedia que no se aleja demasiado del prototipo, lo bien que encajan los actores en las figuras de los personajes, haciendo un gran trabajo humorístico los cuatro, demostrando que les sobra talento para podérseles aplicar el pedigrí de que son de primera en lo suyo, y los numerosos gags que arrancan carcajadas verdaderas, nada de risas de bote. MillerEl argumento se podría resumir en que, un camello de poca monta, logra reunir a tres personas más, a los que hace pasar por miembros de su familia (mujer, hijo e hija) para convencerlos de pasar droga de México a Estados Unidos, no sin, claro, vivir un millón de hilarantes reveses por el camino. Se trata de una stripper, vecina suya con la que no se lleva demasiado bien, pero que se ve obligada a aceptar debido a su mala situación económica, un adolescente virginal que ya ha alcanzado la mayoría de edad sin ambición ni expectativa alguna de futuro, y una joven incomprendida que se ha ido de la casa de sus padres en señal de rebeldía. A través de esos estereotipos, el director logra hacer una especie de curiosa sátira, reflejando algunos ejemplos de una sociedad de lo más variopinta, con bastante gracia y tino, os he de decir. No voy a adentrarme en exponer los gags que más ataques me han causado, pero os puedo asegurar de que la película hace gracia. No os sentiréis estafados. Otro de los grandes aciertos, es que aún siendo consciente de que el devenir de la película podía haber llegado a ir más lejos, sobre todo en algunas situaciones determinadas te parezca genial. Como ya he comentado, el talento cómico de los cuatro es perfecto, casi innato, aunque buena parte de ello se deba a la dirección y la destreza del guionista. Especialmente destaco a los protagonistas masculinos, unos auténticos fuera de serie. Pero no puedo no pronunciar un notorio reconocimiento al re-descubrimiento de Jennifer Aniston, que por fin se aleja de su monocorde faceta de personaje de descafeinada comedia romántica, siempre falta de rosca, para sumirse de lleno en una creciente vorágine de locura y desfase, desenvolviéndose con nota en ese terreno. Una de las cosas más plausibles del filme, que por achacar algo, quizá se hace (y es) algo largo para lo que pretende contar y que por tanto, se ve desmejorado un poco por momentos, que es lo que le impide alcanzar el tradicional nueve con el que suelo condecorar a las cintas de estas características que me han hecho reír... Pero muy bien. Recomendable. Creo que uno de los mejores trabajos en clave de humor gamberro por encima de otros muchos, que suponen un verdadero fiasco. Miller
Nadie lo sabe pero Zombillenium es un parque de atracciones habitado por auténticos monstruos. Para evitar que Héctor, un humano, revele la auténtica identidad de sus empleados, el Director Vampiro del parque se ve obligado a contratarle. Para volver a ver a su hija, Héctor hará todo lo posible por escapar de sus colegas Zombis, Hombres-Lobo y Vampiros… ¿Se convertirá este padre desesperado en la principal atracción de Zombillenium? ZombilléniumCritica:Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. ZombilléniumUn metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Zombillénium
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