Emilio, su hija Julia y su nieta Blanca emprenden un viaje disparatado y a la vez revelador. Antes de que a Emilio le falle la memoria definitivamente, la familia le ayudará a buscar al amor de su juventud. En el camino encontrarán la oportunidad de una vida nueva y sin trampas. Decisiones discutibles y contratiempos los llevará a enfrentarse a los engaños sobre los que han montado sus vidas. ¿Será posible vivir dos veces?
En la década de 1980, durante la presidencia de Reagan, una familia de emigrantes surcoreanos en EE.UU. decide instalarse en Arkansas, tras abandonar California. Trabajan sexando pollos, pero el sueño del padre es instalarse como granjero y cultivar verduras para mercado coreano estadounidense. La madre, sin embargo, preferiría vivir en un ciudad, cerca de un hospital, pues el hijo menor, David, está enfermo del corazón....MinariCritica: Lee Isaac Chung es un director norteamericano que debutó allá por 2007 con su película Munyurangabo, estreno en Cannes incluido. Desde entonces ha pasado bastante desapercibido incluso en los círculos más indies de la industria (sus dos siguientes películas no suman cien votos en IMDb entre las dos). Esto ha cambiado con el estreno de Minari, que le ha hecho ganar los premios tanto del jurado como del público en el festival de Sundance, hace ya casi un año. Y se puede entender, la verdad. Es una preciosidad de película.Minari es un trabajo marcadamente autobiográfico (reconocido por el director, vaya) y que tiene más de literario que de cinematográfico, o al menos es esa la sensación que me da. Su historia se desarrolla con el ritmo y el aroma de las mejores novelas. Minari es, qué duda cabe, tremendamente emotiva, pero no recurre al sentimentalismo molesto al que habría recurrido, por poner un ejemplo, un Juan Antonio Bayona. Construye poco a poco, de manera metódica y minimalista, con extrema sutileza, y los conflictos surgen de manera tremendamente orgánica gracias a un rico desarrollo de personajes, todos con perspectivas coherentes y en constante oposición. Cuando llegan los golpes emocionales, duelen y remueven. Las imágenes envuelven a la historia y la complementan en su pureza y sencillez, son cálidas y agradables, pero nunca empalagosas... Minari
Un suceso cataclísmico ha azotado al mundo. Gus, que es parte venado y parte niño, se suma a una banda peculiar en busca de respuestas.
Narra la historia del mítico atleta Jesse Owens, el coloso de la velocidad que saltó a la fama en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, cuando dejó al mundo boquiabierto con sus espectaculares marcas que echaron por tierra la teoría de Hitler sobre la supremacía de la raza aria. Race espírituCritica:No me considero racista, no lo soy, creo en la diversidad porque nos enriquece. No todos somos iguales, está claro que los negros corren y saltan más que los blancos y su piel es más resistente a los rayos del sol, los blancos también tendremos algo bueno, pero todavía no se el qué. Y que nadie se ofenda porque yo use el término negro, porque los términos no son despectivos, no tienen esa capacidad: Las personas lo son, las mentes tienen esa capacidad. ¿Qué diablos tiene de malo el término negro si para mí siempre ha sido tan digno como blanco? Siempre utilizo dicho término desde la perspectiva de la igualdad en dignidad y en derechos humanos, y lo uso porque además estoy harto de escuchar otros estúpidos términos como "afroamericano" ¿Y los africanos y los negros de Francia o de Holanda? o "de color" ¿De qué color? ¿Color rosa o marrón oscuro? espírituLa igualdad entre razas y entre sexos se encuentra en la dignidad y en los derechos humanos, todos somos igualmente dignos y todos tenemos los mismos derechos humanos (y deberes como humanos), pero no todos somos iguales ni lo seremos jamás, aunque haya personas a las que esto no les gusta. Hay gente que necesita uniformar y unificar, arrebañar y homologar, robotizar y lobotomizar, y lo hacen siguiendo métodos de ingeniería política e ingeniería social, también utilizan la propaganda así como la terminología (términos como "corrección política"). El mismísimo Hitler utilizó este procedimiento para intentar controlar el mundo, pero no os confundáis hoy también lo están utilizando hasta la saciedad en las naciones más democráticas y libres, aunque muy sutilmente, es una tendencia natural del hombre: uniformar, ordenar y unificar es el proceso a seguir para el control de cualquier sistema complejo. Si os gusta seguidles, pero a mí no me van a enrolar jamás, soy uno, único y distinto, siempre lo he sido y siempre lo seré, y nunca seré "políticamente correcto". espíritu
Tras una misión de sabotaje fallida, un trío de rebeldes contra el apartheid se ve envuelto en una tensa situación con rehenes en un banco...El asedio de SilvertonCritica: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... El asedio de Silverton
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