Dos amigos deciden dar el golpe de sus vidas y robar un depósito de vehículos blindados para hacerse con el botín. Un detective de la policía de Nueva York se pone al mando de la investigación para tratar de esclarecer lo que hasta ese momento sería el robo a un furgón blindado más importante de la historia de Estados Unidos. Basada en hechos reales.
El Sr. Gustave H., un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa, un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que transformaron Europa durante la primera mitad del siglo XX. BudapestCritica:El inicio de Gran Hotel Budapest es ejemplar, como bien nos tiene acostumbrados el director, pero la historia del conserje seductor de octogenarias y su inefable ayudante Zero Moustafa, se acaba deshilachando entre tanta licencia estética y parentésis narrativo. El robo del cuadro renacentista que llevan a cabo ambos es un mcguffin para realizar un modélico ejercicio de dirección y estilo. Y, ya de paso, encadenar un carrusel de cameos planos, incluido el de Bill Murray, que aparece los 30 segundos de rigor para poder poner su cara en el cartel. BudapestWes Anderson es un preciosista como hay pocos eso sí. Cada plano del film compone un lienzo que bien podría adornar cualquier chimenea. La disposición de los elementos es matemática y refleja un gusto por la estética a la vez que reafirma un universo muy personal. Sin embargo Anderson, a parte de preciosista es manierista, y acaba esforzándose tanto en mantener la pose que se acaba olvidando lo que quería contar. Hace presos a los actores y los avoca a la mueca y el esperpento, obligándolos a mantenerse siempre en la superficie del personaje, sin apenas matiz ni cambio de registro. ¿Para qué? La cámara ya hará el resto. Pero en esta ocasión la cámara trata igual las secuencias emocionales que las de acción, donde el director se desgañita gritando referencias y tributos, anteponiendo siempre su gusto personal a la coherencia de la historia. Y cada vez que lo hace, se aleja un poco más de su tesis inicial, de sus personajes y del espectador, creando un tète a tète en el que, o estás en su onda, o estás perdido. Soy consciente que estoy en inferioridad, que formo parte de esa repudiada minoría que estaría más a gusto viendo a Anderson pintando bodegones que expresando emociones. Y disfrutaría de verdad, porque al director de Fantastic Mr.Fox talento no le falta.Después de tantas películas ya me ha quedado claro el universo del director, conozco sus fetiches y sus fobias, tengo su estilo bien asimilado. Pero sigo esperando a que algún día trascienda, que vaya más allá y que, por una vez, se acerque a la verdad de lo que quiere contar.The Grand Budapest Hotel Budapest
Durante una misión de investigación, un astronauta descubre que su matrimonio está en problemas, Por suerte, cuenta con la ayuda de una misteriosa criatura escondida en su nave.
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