La madre y la hija discuten sobre todo: lo que Anna lleva, a quien le gusta y lo que quiere hacer cuando sea vieja. Por su parte, Anna detesta al prometido de Tess. Cuando una galleta de la fortuna mágica cambia sus personalidades, cada una de ellas consigue ver cómo la otra persona siente, piensa y vive.
Después de que un forajido secuestra a su padre y roba el suministro de alimentos de su ciudad, un bandicoot adolescente luchador llamado Quinn recluta al demonio de Tasmania para que la ayude a encontrar al ladrón. Taz puede ser un pícaro malhumorado con una reputación temible, pero él y Quinn tendrán que trabajar juntos para rastrear al criminal a través de las tierras salvajes de Tasmania y salvar a su comunidad.....Taz y su odisea por las hamburguesasCritica: que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Taz y su odisea por las hamburguesas
En un plazo de cinco años el Sol se apagará, y con él se extinguirá la raza humana. La última esperanza de los hombres es el Ícarus II, una nave espacial tripulada por seis hombres y dos mujeres, cuya misión consiste en llevar una gigantesca carga explosiva que insuflaría nueva vida a la estrella y le permitiría volver a brillar, salvándose así la población de la Tierra. El problema es que la nave Ícarus ya había llevado a cabo la misma misión siete años antes y había fracasado.
Henry es un veterano atracador de bancos que finge una parálisis cerebral para que lo trasladen de la cárcel a una residencia de ancianos. La enfermera Carol, que es la encargada de cuidarlo, es una mujer hastiada de su trabajo y de su matrimonio, y el historial de Henry despierta su curiosidad. Incitada por su ansia de emociones fuertes, fuerza a Henry a que le revele su secreto, y éste le ayuda a descubrir en sí misma una capacidad delictiva que desconocía. A partir de ese momento, Carol tienta a Henry para que lleve a cabo un último golpe.
Thriller posapocalíptico en el que una mujer y sus dos hijos, estos con los ojos vendados, navegan río abajo tras una sangrienta invasión alienígena de la Tierra intentando evitar a las criaturas extraterrestres. Cuando algo misterioso diezma la población mundial, solo se sabe una cosa: si lo ves, te suicidas. Malorie (Sandra Bullock) deberá huir junto a sus dos hijos por un caudaloso y traicionero río, rumbo al único sitio que parece ofrecer refugio. Pero para sobrevivir, deberán completar el peligroso viaje de dos días con los ojos vendados.
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