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Gabe (Josh Hutcherson) es un estudiante de quinto grado de 11 años de edad que vive en el Upper West Side de Manhattan con sus padres que, aunque se separaron hace año y medio, todavía comparten piso. Gabe disfruta jugando al baloncesto y moviéndose por el barrio. No tiene tiempo ni interés por las chicas. Pero cuando se apunta a clases de kárate y le emparejan con Rosemary Telesco (Charlie Ray), a quien conoce desde la guardería, todo cambia. Gabe se enamora de Rosemary, aun cuando no entiende esos sentimientos que al mismo tiempo le atormentan y le llenan de emoción. Nada es más grande que el primer amor.
Thomas es un hombre manso al borde de un ataque de nervios. A pesar de su situación decide fingir un viaje de trabajo para ir a Vallarta a enfrentarse a Jero, un taxista que se acuesta con su mujer....¿Y cómo es él?Critica: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... ¿Y cómo es él?.... ¿Y cómo es él?
En la película ,un apacible profesor de Inglés (Day) se pone a prueba cuando un colega de profesión (Cube) que intenta conseguir que le despidan , le desafía a una pelea a puñetazo limpio después de clase. Pelea de maestrosCritica: De más está decir: Pelea...no busca, ni por asomo, ser tomada en serio. Aclaro esto porque muchas críticas especializadas razonan fuera del recipiente con interpretaciones del tipo social, formal y demases. Encaran sus críticas como si estuvieran delante de un intento de cine. Y ésto no lo es.Pelea... es una peli deliberadamente exagerada, Cada uno de sus actores actúa como un Jim Carrey contenido (pero de talento discutible). Como toda obra de comedia ligera fluctúa entre la bobada, el ingenio y un condimento aparte: cierta...crítica social apañada en la irracionalidad pura. Aquí es donde me vuelvo más quisquilloso. Hay una notoria búsqueda por justificar todo ese universo delirante bajo el aura de "es que me cansaron, me hartaron" y un largo etc.Todos los personajes, escudados bajo el género de la comedia, se ponen del lado del alumno (y curioso: porque el alumnado siempre cumple un rol de mera comparsa en el guión). Sí, va a haber una pelea entre dos maestros y nadie, absolutamente nadie, repara en la impulsividad desbordante de todos los hechos.Aquí es donde la comedia cumple bien su rol de camuflar una cierta visión del mundo...o quizás ni tanto; quizás ni eso. Aunque las repetidas críticas a la educación pública dan para sospechar que hay algo más ahí que mero cachondeo.De una forma u de otra: si hubiera un tono más comprometido para dejar un mensaje, entonces vale. Pero Pelea de maestros no parece ir por esos derroteros. Si hasta parece más preocupada por hacer encajar bien los gags y los chistes fáciles que por andar simulando tesis sociales post modernas.
Conoce a Elliott y su madre Frankie mientras se embarcan en un viaje inesperado por el universo. Se encontrarán con extraterrestres asombrosos, especies sorprendentes y criaturas cósmicas en el camino, incluido el nuevo mejor amigo de Elliott, un dinosaurio llamado Mo. Únete a ellos en sus aventuras donde nada es normal.
Sam Manning es la personificación del sueño americano. Tiene una familia maravillosa y por si fuera poco es un ejecutivo de éxito. Lo que ocurre es que nunca sabemos cuándo las vida nos va a dar un golpe duro, y en esta ocasión Sam es el que va a recibir el golpe. Josh, su hijo adolescente, está estudiando en la Universidad. Un día hay un tiroteo en el campus y Josh muere, lo que hace que Sam se hunda, como es natural. Se va a vivir a un barco, sin querer saber nada de nadie y ahoga sus penas en alcohol, algo que es entendible. Así pasa los días, autodestruyéndose, aunque nadie lo puede culpar por ello debido a lo que está pasando. Un día eso parece cambiar, y la razón es que haciendo limpieza encuentra una caja en donde hay música grabada de su hijo, el cual componía canciones. Eso hace que Sam se anime y que empiece a vivir de nuevo, aunque sin olvidar nunca que ha perdido a su hijo. Rudderless Sin rumboCritica:Un día encuentra unas grabaciones de Josh en unas viejas cajas que su ex esposa le deja. Canciones compuestas por su hijo que él tomará como medio de escape del estancamiento en el que se encuentra. Más aún cuando conoce a Quentin (Anton Yelchin), un joven deseoso de conformar una banda con un par de amigos. Sam será la ficha que les hacía falta, en gran parte gracias a las excelentes canciones que interpreta como propias.Rudderless es una propuesta con un hilo dramático que la mayor parte del metraje es muy fino, debido a que las situaciones graciosas son las que están presentes prácticamente siempre, de ahí que podría considerarse que es algo liviano en su desarrollo. El conflicto, que debiera ser el eje central, por momentos se olvida por completo, pero Macy al menos logra retomar esto sobre el cierre para salvar la propuesta. Sin rumboPor una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Sin rumboEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Sin rumbo
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