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Frankie Dunn, después de haber entrenado y representado a los mejores púgiles, regenta un gimnasio con la ayuda de Scrap, un ex-boxeador que, además, es su único amigo. Frankie es un hombre solitario y adusto que se refugia desde hace años en la religión buscando una redención que no llega. Un día, entra en su gimnasio Maggie Fitzgerald, una voluntariosa chica que quiere boxear y que está dispuesta a luchar denodadamente para conseguirlo. Pero lo que más desea y necesita es que alguien crea en ella. Frankie la rechaza alegando que es demasiado mayor y que, además, él no entrena a chicas. Pero Maggie no se rinde y se machaca cada día en el gimnasio, con el único apoyo de Scrap. Finalmente, convencido de la inquebrantable determinación de Maggie, Frankie decide entrenarla. Million Dollar Baby Golpes del destinoCritica:Si hay un artista en la actualidad que ha sido capaz de abandonar su rol de icono como actor y sustituirlo por una carrera estelar como director, ése es Clint Eastwood. Atrás quedan sus primeros pinitos, los spaghetti-western de Sergio Leone, y atrás, las violentas entregas del personaje que más éxito le reportó, el fascistoide Harry, aquel símbolo machista de la era nixoniana que profería lindezas del tipo… disparar sobre los que hay que disparar está muy bien, si alguien está contra el sistema ése soy yo, pero mientras no se encuentre algo mejor, lo defenderé. Con 74 años de edad, tal vez Clint Eastwood lo haya dicho casi todo como intérprete, pero gracias a Million Dollar Baby, su carrera como director atraviesa por un momento esplendoroso. Golpes del destinoTodavía recuperándonos de las convulsas aguas de un río, nos adentramos ahora en las cuerdas de un cuadrilátero que, en vez de captar y atraer nuestras miradas hacia el deporte, lo hacen sobre la vida de dos perdedores en fases terminales diferentes: uno rehecho, Scrap (un nuevo y excelente secundario para Morgan Freeman), y otro, Frankie, en busca de redención. Una familia, pupilo y entrenador, símbolo de la lealtad entre amigos, que ve en Maggie Fitzgerald (Hillary Swank camino de su segundo Oscar) la luz necesaria para rellenar y ampliar el cuadrilátero de sus almas. Lo que empieza siendo una simbiosis entre Karate Kid y Rocky se irá convirtiendo en la obra trascendente que John Huston no pudo (o no supo) alcanzar con Fat City (1982).Una toalla que no fue lanzada sobre la lona a tiempo, un ojo a la virulé, un sacerdote que arenga a su fiel durante más de dos décadas, un entrenador de boxeo que cultiva su tiempo libre leyendo a Yeats, la magia de una palabra de orígenes irlandeses, el vacío que deja la ruptura con una hija, las ilusiones provocadas por la irrupción de una luchadora, de una nueva candidata a la derrota, de un patito feo. Los detalles son los que hacen grande a un artista, y la última obra maestra de Eastwood (tras Sin Perdón y Los puentes de Madison) los tiene a patadas. Posee la narración omnipresente del cine clásico, ésa que colocaba al espectador en el punto de vista óptimo de cada plano. Con cada película, Eastwood se siente más capacitado, más autor. Su puesta en escena, la composición y el montaje, se combinan plácidamente en un viaje que terminará siendo, inevitablemente comparado, con Mar adentro. A diferencia de Amenábar, Eastwood construye su fábula moral sobre cimientos de elevada solidez, de vasta sinceridad y humanidad que no le impiden hacer gala de un irónico humor, eso sí, elevándose sobre el género y dotando a su estilo de una madura sencillez cercana a los clásicos Walsh y Capra. En este caso, el individualismo heroico se enfrenta a las circunstancias ajenas que lo conciernen, y el resultado no se lo concedo más que a ustedes. Golpes del destino
Inspirada en una historia real, Al Pacino interpreta al envejecido rockero de los 70 Danny Collins, que a pesar de su edad no puede renunciar a su vida llena de excesos. Pero cuando su manager (Christopher Plummer) le descubre una carta sin entregar que le escribió John Lennon 40 años atrás, decide cambiar de rumbo y embarcarse en un inspirador viaje para redescubrir a su familia, encontrar el amor verdadero y comenzar un segundo acto. Danny Collins DirectoCritica:En la actualidad, casi cuatro décadas después, Tilston no debe preocuparse por las penas del dinero y la gloria. Sigue haciendo su música como un "desconocido", aunque como un miembro bastante respetado de la escena folk británica, con más de 20 discos y hasta una novela editada; sin embargo, ¿cómo sería su vida de haber recibido aquellas palabras a tiempo? DirectoCómo decía al principio de la reseña, esta interesante, y a la par, peculiar historia de la carta, con la punzante duda existencial que plantea, se ha convertido en el punto de partida para la creación de nuestro protagonista Danny Collins, un decadente rockstar ficticio, que se encuentra perdido por los excesos que conlleva ser una celebridad de un solo éxito (o como se conoce en el mundo de la música, One Hit Wonder). La aparición de la misiva de su ídolo Beatle 40 años después de haberse escrito, propicia que se replantee su vida. DirectoDan Fogelman, conocido por crear las series "Vaya vecinos" (2012) y "Galavant" (2015), debuta en la dirección y firma el guión de esta historia, que trata el tema de las segundas oportunidades en la vida. Para darle forma ha contado con un buen elenco actoral encabezado por Al Pacino, que encarna a Danny Collins de forma genial, en el que posiblemente sea su mejor interpretación en mucho tiempo. Su personaje busca expiar sus pecados, la redención de su familia que desconocía hasta ese momento; y a su vez, volver a componer canciones, cansado de cantar una y otra vez su único éxito. Pacino está francamente muy divertido, y sostiene sin duda la película. Además, se atreve a cantar algunas de las canciones que componen la banda sonora, la cual huelga decir que es magnífica, ya que está repleta de grandes éxitos de John Lennon, siendo toda una delicia para el buen amante de la música. Asimismo, el hecho de que grandes intérpretes como un descacharrante Christopher Plummer, una encantadora Annette Bening, y unos solventes Jennifer Gardner y Bobby Cannavale, le aportan categoría a un filme con una premisa, que a pesar de ser singular, es bastante sencilla. Directo
Tras varios fracasos sentimentales, una mujer decide encontrarse a sí misma a través de un viaje por Italia, la India, Bali e Indonesia. Liz Gilbert (Julia Roberts) tenía todo lo que una mujer puede soñar, un marido, una casa y una brillante carrera, pero se encontraba perdida, confusa, insatisfecha. Una vez divorciada, y tras un periodo de reflexión, decide abandonar su acomodada vida y lo arriesga todo, emprendiendo un viaje alrededor del mundo. La historia se basa en el best-seller autobiográfico de Elizabeth Gilbert. Eat, Pray, Love Comer, rezar, amarCritica:Se trata, probablemente, de una de las peores películas del año. Previsible, tópica y con una voz en off insoportable que regala perlas de sabiduría extraídas del peor libro de autoayuda. De esa forma, la protagonista nos hace perder 140 minutos de nuestro tiempo para asistir cómo, a golpe de American Express, supera una supuesta crisis existencial gracias a un idílico viaje que nos hace pensar que la película no es más que un publirreportaje de alguna oferta vacacional. No faltan todos los tópicos esperables sobre los países y sus gentes, a través de la la mirada prejuiciosa de la protagonista: la indolencia de Italia, la espiritualidad de mercadillo de la India y el paraíso vacacional en Bali, con un emotivo y pasional latin lover incluido, personificado en un Javier Bardem que, a pesar de todo, es el único que imprime un poco de realidad en este viaje espiritual de cartón piedra. Comer, rezar, amarLa película trata algo habitual en las películas románticas americanas: la búsqueda personal no es más que una excusa para que la protagonista encuentre un hombre que la defina. Realmente, una puede llegar a perder la cuenta de las veces que se repite la frase "necesitas un marido". Me llama la atención la presencia de unos personajes secundarios que, ante su situación personal, los problemas de Liz Gilbert parecen tan ridículos como efectivamente son. Resulta preocupante pensar que, si lo que se necesita para superar un pequeño bajón emocional (¿alguien puede creer realmente que a la protagonista le importa su matrimonio o su divorcio?) es regalarse unas vacaciones a cuerpo de rey durante un año, difícil lo va a tener el común de los mortales para enfrentarse a auténticos problemas. Comer, rezar, amar
Vitoria, año 2009. Después de los altercados en su barrio debido a la inminente expropiación de algunas viviendas, Lide, madre joven que trabaja como vigilante de seguridad en las obras del tren de alta velocidad, descubre que su hija adolescente, Ane, no ha ido a dormir a casa. Lide, junto a su ex-marido Fernando, comenzará no solo a investigar el paradero de su hija, sino a adentrarse en el mundo de Ane y a darse cuenta de que ha convivido junto a una desconocida.
Cuando Mark Schultz (Channing Tatum), medallista de oro olímpico, es invitado por el rico heredero John du Pont (Steve Carell) para instalarse en su magnífica residencia familiar y ayudarle a crear un campo de entrenamiento de alto nivel, con el fin de preparar un equipo para los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988, Schultz dice que sí inmediatamente. Allí espera tener la posibilidad de concentrarse en su entrenamiento y dejar de quedar siempre detrás de su hermano Dave (Mark Ruffalo). FoxcatcherCritica:A priori, parece que en Foxcatcher nos vamos a encontrar con el típico biopic de deportes, de estos que rulan mucho en las temporadas de premios, pero en mi opinión, aquí el wrestling es algo secundario y los que realmente importan son los conflictos entre los personajes. Por un lado tenemos a Mark Schultz (Channing Tatum), un ganador olímpico que busca volver a ganar para dejar de vivir a la sombra de su hermano; por otro, a Dave Schultz (Mark Ruffalo), padre de familia y el hermano mayor que crió a Mark, que le apoya, le entrena y se preocupa por él; y por otro, a John du Pont (Steve Carell), un multimillonario patriota, excéntrico y, para mí, el personaje que realmente cimienta la película, aunque técnicamente no sea el protagonista. Tal y como yo lo veo, Foxcatcher utiliza la competición de lucha como telón de fondo para profundizar en las obsesiones y miedos de John du Pont, un hombre inseguro, ineficaz, triste e inestable que busca la aprobación de una madre exigente y contribuir a la grandeza de su país para sentirse útil. Mark es el que más minutos tiene en pantalla, sí, pero es la obsesión de du Pont la que desencadena la mayoría de los sucesos de la película, desde su inicio hasta su desenlace, del que hablaré un poco en la sección spoilers. FoxcatcherCon esta premisa, la película funciona gracias a tres interpretaciones geniales: cabe mencionar primero al irreconocible (gracias a un estupendo maquillaje) y muy, muy, muy perturbador Steve Carell en un papel que supone un enorme punto de inflexión en su carrera. Olvidad al jefe odioso de The office y al simplón de Virgen a los 40. Foxcatcher no es una comedia, es un producto dramático con una atmósfera sucia, enrarecida, tensa y extrañamente incómoda, y buena parte de ello se debe a la interpretación de Carell. Por si fuera poco, sus dos compañeros de reparto saben estar a su altura: Tatum demuestra bastante instinto al saber equilibrar la intensidad y la contención según lo requiera la escena, mientras que Ruffalo es tremendamente natural en su papel de hermano cariñoso y protector. Para mí, son ellos tres los que convierten una película interesante en una película buena. La fotografía, por su parte, está llevada con mucha inteligencia y contribuye enormemente a crear la tensión necesaria. Foxcatcher
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