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Colt (Chad Michael Collins), un cazador de hombreslobo del lejano oeste, se despierta de su tumba sin motivo aparente y descubre que la banda de estos seres que mató a su mujer sigue campando a sus anchas por el pueblo de High Moon. Ayudado por una viuda (Chelsea Edmundson), un sheriff escéptico (Matthew Thompkins) y por un alcalde corrupto (Sean Patrick Flanery), Colt debe hace todo lo posible para evitar que su pueblo vuelva a ser destruido....High MoonCriticA: que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.....High Moon
Seis, ocho o doce años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza a toda velocidad por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar rápidamente al pueblo de Red Rock, donde Ruth, conocido en estos lares como “el Verdugo”, entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado negro de la Unión convertido en cazarrecompensas de mala reputación, y Chris Mannix (Walton Goggins), un renegado sureño que afirma ser el nuevo sheriff del pueblo. Como una ventisca está a punto de alcanzarlos, Ruth, Domergue, Warren y Mannix se refugian en la Mercería de Minnie, una parada para diligencias de un puerto de montaña. Cuando llegan al local de Minnie, en lugar de recibirlos su dueña, se topan con cuatro rostros desconocidos. The Hateful Eight Los 8 más odiadosCritica:Ya sé que es de mala educación criticar el sabor de un plato cocinado, con cariño y buenos ingredientes, por un cocinero genial al que uno admira, pero -perdona que te lo diga, Quentin- por primera vez has estado tan perezoso, descuidado, vanidoso, torpe, egoísta, atolondrado… que has estropeado el famoso estofado de Minnie. Tiene un olor desagradable y un sabor rancio. No sé si habrá sido por un exceso de grasa, de casquería, de óxido... o por haber metido gato en vez de liebre, pero me has decepcionado. Los 8 más odiadosMientras avanzaba con la diligencia por aquella desolación nevada mi boca se hacía agua pensando en la conocida receta y casi me parecía oler ese estofado sabroso con todos sus ingredientes tan bien entremezclados. Pero no, Quentin, esta vez –y es comprensible después de tantos años- te has copiado con desgana, te has pasado lanzando cachos exagerados al caldero, hala, venga, sin pies ni cabeza… removiéndolos con la payasa soberbia y la gilipollez pelotuda de alguien engreído que lleva décadas recibiendo merecidos elogios.Los 8 más odiadosY como es de bien nacido ser agradecido, estoy en deuda contigo por todos los placeres anteriores que llevas ofreciendo a mi paladar, pero que consten un par de cosas: que no pienso volver a tragarme un estofado tan vulgar como este de los Ocho Indeseables, y que la morcilla de Samuel L. Jackson sobraba en el puchero (te la podías haber metido tú por donde te cupiese).Y además eres consciente de ello, so caradura ¿o nos tomas por idiotas? Hay unas cuantas ocasiones en que a falta de liebre has echado gato en la cazuela y nos lo has servido con auténtica desfachatez: como no tenías ganas de trabajarte una situación que pudiese explicar porque no había sido rematado Samuel L. Jackson ¡simplemente prescindes de esas escenas, das un salto, y nos lo presentas a salvo desangrándose en la cama y poniendo condiciones! Y cuando no sabes cómo hilvanar otros acontecimientos ¡simplemente pones una fraudulenta voz en off, inexplicable, para que nos suelte un rollito! Pero, Quentin, qué vergüenza, con esos guiones siempre tan estupendamente cocinados a los que nos has tenido acostumbrados. Comparar esta última tuya con la genial primera (Reservoir Dogs) es algo realmente ignorante, torpe y penoso. Los 8 más odiados
Estamos ante una prometedora producción repleta de aventuras, no exentas de humor, en la que el popular cowboy enmascarado, que nació como un relato radiofónico, tomará un rostro y una apariencia renovada por completo. Tonto, es un nativo americano, curtido en mil batallas, que narra los increíbles relatos que convirtieron a John Reid, en el brazo ejecutor de la ley, toda una leyenda de los Estados Unidos. Esta insólita pareja se verá obligada a trabajar unida y a luchar contra la codicia y el crimen en una época en la que todavía prima la ley del más fuerte. The Lone Ranger El LlaneroCritica:En plena pugna por el reconocimiento a blockbuster del año, damos con la intentona post (o entre) Piratas del Caribe de Disney, que como empieza a ser habitual, aterriza por nuestras latitudes tras haber sido defenestrada por la crítica norteamericana, olvidada por el público y defendida con escaso atino por su estrella principal. Cambiando mares y parches en el ojo por desiertos y antifaces, el indisoluble tándem Verbinski-Depp vuelve al lejano oeste y esta vez lo hace sin animación digital de por medio (recordemos: Rango) y con la adaptación de una saga radiotelevisiva cuya melodía de sigue tarareando o repiqueteando con los dedos a día de hoy. Pero poco importan los cambios geográfico-argumentales si la base se mantiene, y aquí la estrategia es calcada a La maldición de la Perla Negra, primera y sensacional entrega de la saga bucanera recién mentada: inversión de aúpa, argumento con mucho de fantástico para maquillar una aventura a la vieja usanza, Johnny Depp pintado de arriba abajo y ejerciendo de secundario para un protagonista más ñoño que SuperÑoño, target familiar/palomitero... demonios, si hasta se le pide a Hans Zimmer que vuelva a componer una de esas bandas sonoras que son más un himno que otra cosa. Tal vez fuera bueno preguntarse dónde acaba lo lícito para empezar el aprovechamiento desvergonzado. Pero francamente, qué más da cuando repetir una estrategia implica obtener los mismos resultados si no mejores. Y es que El llanero solitario es una gozada prácticamente redonda. El LlaneroCierto es que hay un requisito previo: despojarse de prejuicios, ser consciente de que se va a ver un western más cercano a Cowboys and Aliens que a Valor de ley (por citar dos de los últimos ejemplos de género que hayan pululado por nuestras pantalla), y no pedir peras al olmo. Ya avisamos ahora de que el guion no es precisamente de Oscar, y de hecho más vale no prestarle demasiada atención so pena de acabar saturado de lugares comunes y de cierto abuso (diríase autoconsciente) de un recurso deus ex machina ya de por sí dudoso, para cuya justificación habría que recuperar la serie original. Súmense otras decisiones cuestionables, como el hecho de arrancar desde 1933 para que un Tonto (Toro en versión doblada) pobremente maquillado para aparentar mayor narre a un chaval cómo llegó a conocer al último Ranger; el volver a esa época futura cada dos por tres deteniendo el progreso de la trama real situada en la segunda mitad de 1800; o la obsesión por consumir minutos y más minutos en desarrollar hasta el puntillismo giros desesperantemente previsibles o personajes vistos en mil y una ocasiones. No, será difícil que El llanero solitario aguante un análisis riguroso, máxime si a uno, además, le da por detenerse en otros detalles: ¿Hemos dicho ya lo rematadamente soseras que es Armie Hammer, a la cabeza del cartel? Chungo lo va a tener quien entre así a la sala: le esperan 150 (excesivos) minutos de sufrimiento. El Llanero
Mientras los residentes de Deadwood se reúnen para conmemorar la estadía de Dakota en 1889, el dueño del salón Al Swearengen y el marshal Seth Bullock chocan con el senador George Hearst.
Después del asesinato de su padre, Mattie Ross, una chica de catorce años firmemente decidida a hacer justicia, contrata los servicios del veterano agente del Gobierno Rooster Cogburn, borracho y excelente pistolero. Así ambos se ponen en camino y entran en territorio indio para dar caza a Tom Chaney en compañía de LaBoeuf, un ránger de Texas que busca al fugitivo por el asesinato de un senador… Nueva adaptación de una novela de Charles Portis, que ya había llevado al cine Henry Hathaway (True Grit, 1969) con John Wayne como protagonista.
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