Cuando ellas quieren más

La extraña historia, basada en hechos reales, de un robo de un banco con rehenes en 1973 que se convirtió en el origen del ‘Síndrome de Estocolmo’.

Scott Pilgrim conoce a la chica de sus sueños, Ramona Flowers. Pero, para ganar su amor, deberá vérselas con sus siete malvadas exparejas.

Una niebla blanca y fría, tuberías que retumban y una voz espeluznante que sale del desagüe. ¿Está encantado el baño de la escuela? ¡Eva y Beba investigan el caso!

Kim Mo Mi es una trabajadora oficial ordinaria. Cuando era niña, soñaba con actuar en un escenario, bajo luces brillantes. A medida que ha envejecido, se ha vuelto "fea", pero está orgullosa de su atractivo cuerpo. Después de su jornada laboral, y cuando está en casa, se pone una máscara y transmite una transmisión en vivo de ella misma como Mask Girl. Un día se ve envuelta en un caso inesperado.Joo Oh Nam es el compañero de trabajo de Kim Mo Mi. Tiene un complejo de tener una apariencia fea. Es fanático de Mask Girl y se entera de que Ko Mo Mi es en realidad ella. Está enamorado de ella y se ve envuelto en un caso inesperado con Kim Mo Mi.Mientras tanto, Kim Kyung Ja es la madre de Joo Oh Nam. Después de divorciarse, Kim Kyung Ja crió sola a su hijo, él es lo más preciado en su vida. Un día, su hijo desaparece y Kim Kyung Ja comienza a buscar su paradero.

Un matrimonio infeliz encuentra esperanza en una aplicación que recompensa las cosas buenas que hacen por el otro. Hasta que la obsesión enfermiza se apodera de todo...MatrimillasCritica: Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Matrimillas