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Atormentado por un caso sin resolver, el brillante pero caído en desgracia inspector londinense John Luther se fuga de la cárcel para intentar atrapar a un sádico asesino en serie... Largometraje inspirado en la serie de televisión "Luther"....Luther: Cae la nocheCritica: En 2010 el británico Nell Cross escribió un guión para una serie policial llamada “Luther” la cual estaba protagonizada por el actor Idris Elba. Más de diez años después ambos vuelven con una película exclusiva para Netflix que deja un sabor a poco.La historia gira alrededor de John Luther (Idris Elba) quien a pesar de haber sido detenido en la cárcel y de perder su licencia como policía, decide huir para cerrar un caso que tenia pendiente encontrando a un asesino en serie (Andy Serkis) y detenerlo.De esta manera, podremos apreciar una obra con grandes influencias formales propias de la televisión, en gran parte producto de su director Jamie Payne quien se caracteriza por haber dirigido muchas series en su carrera profesional. Así, se observa una construcción dramática que enfatiza los momentos de mayor tensión con travellings hacia los personajes, como también se evidencia, un permanente uso de los diálogos para dar información y hacer avanzar la trama.Ahora bien, no es un secreto para nadie que el largometraje se rige mediante otras reglas. Para empezar, el director decide presentar varios personajes que si bien influyen en la trama no cuentan con la suficiente profundidad debido al tiempo que maneja en una película en relación a una serie. De esta manera surgen actores con la necesidad de hacer avanzar la trama y realmente no importa quienes son o cuáles son sus motivos, lo cual fuerza el guión repentinamente.Por otro lado, la búsqueda de la policía a Luther funciona como un obstáculo más que el protagonista debe superar. Sin embargo, no tiene sentido que con toda la tecnología, armas y vínculos con los que cuenta las fuerzas de seguridad sean puestos para matar a un a policía fugitivo por encima del asesino en serie. Esto provoca que se fuerce el relato una y otra vez con el fin de alargar la película y nos saque de a ratos de la diégesis..... Luther: Cae la noche
Julian Assange y Daniel Domscheit-Berg crean WikiLeaks, una plataforma que permite denunciar de forma anónima y filtrar información secreta, iluminando los oscuros recovecos de los secretos gubernamentales y crímenes corporativos. No tardan en revelar más noticias que todas las organizaciones de comunicación más prestigiosas del mundo juntas. Pero cuando Assange y Berg obtienen acceso a la mayor cantidad de documentos confidenciales de la historia de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, se enfrentan a una de las cuestiones claves de nuestro tiempo: ¿cuál es el coste de guardar secretos en una sociedad libre y cuál es el coste de exponerlos?.The Fifth Estate quintoCritica:Qué hacer cuando el protagonista real de la recreación cinéfila de una historia que vas a presenciar le pidió antes del rodaje al actor que dará vida a dicha protagonista real que dejase el proyecto? ¿Qué pensar de un guión que está sacado del libro que escribió el enémigo más acérrimo y antes amigo más cercano y necesario del protagonista real de la película? ¿Cómo ponerse ante la insinuación más que palpable de un director que ha ganado un Óscar al mejor guión adaptado de que ésta película puede que sea en un futuro una cinta de culto? Todas y estas preguntas no tienen respuesta, y si la tienen, es necesarioEl quinto poderpoder quintoTedioso: Que produce tedio, que aburre. Así es como se puede calificar la películaprimera parte de “El Quinto Poder”. La introducción al film es muy poco original, se presuponía de lejos que sería una evolución de los medios de comunicación a lo largo de la historia, desde las pintadas rupestres en cuevas, los papiros y la imprenta hasta la radio, la televisión y, cómo no, Internet. Una vez superada esta presentación espectador-producto, quizá haya, hasta el cambio que marque la primera y la segunda parte de la cinta, 2 escenas interesantes en todo este fragmento del metraje. Una, cuando Daniel Berg descubre y entiende el potencial desconocido que puede tener WikiLeaks gracias a las explicaciones de Assange y otra cuando…..en el momento de……Mentira. No tiene una segunda escena interesante siquiera. Las defensas antimorriñas se vienen abajo y ante tanta avalancha informática encriptada, archivos y webs de enlace es imposible no cerrar los ojos un par de veces, o 12 pares. Solo el buen feeling que produce el dúo Cumberbatch-Brühl nos hace querer abrir los ojos y no sumergirnos en el profundo sueño que nos rodea en el asiento durante casi 30 minutos. quintoLa segunda parte es efectiva, quiere resultar convincente y si bien es cierto que lo consigue en algunas fases de la parte final, y gracias a que siempre divierte meterte con los yankees, su irregularidad y su calidad como documento histórico la hacen casi quemarse con el fuego de los avernos de este 2013. Solamente la batalla de ideales y principios que cabalgan de principio a fin Assange y Berg genialmente caracterizados (el primero mejor que el segundo, no hay duda) por Cumberbatch y Brühl, es la causante de que la película consiga un poco de nuestra condescendencia y al menos queramos tener el favor para con ella de terminarla sentados y con cara un poco de resignación. Ni siquiera los planos juguetones de Condon en rotación enfocando al mismo sujeto o el plano movido de un lado a otro, como si intentase captar nuestra atención de otra manera siendo consciente de que con la propia película no lo consigue, son capaces de dignificar el productor que el espectador está consumiendo. quinto
La pesadilla de Stake Land sigue en esta secuela, escrita por el mismo guionista que la original. Tras la desaparición de su mentor, Martin debe seguir su lucha por la supervivencia en una América salvaje y llena de vampiros. Nada detendrá al protagonista, decidido a encontrar al único hombre que puede ayudarle a obtener la venganza que tanto desea.
Alana Kane y Gary Valentine se conocen, pasan el tiempo juntos y acaban enamorándose en el Valle de San Fernando en 1973. Licorice PizzaCriticaLicorice Pizza me ha hecho reflexionar sobre todo aquello que encontramos en las buenas historias y de lo que esta película carece. En el arte de contar historias nada es arbitrario. Hay razones que explican por qué las narraciones que nos gustan tienen ciertos ingredientes: Unos protagonistas complejos, bien construidos, hacen que nos interesemos por lo que ocurre. Porque los conocemos nos preocupan sus asuntos. Una trama principal alimenta el relato y por ello cada escena nos importa, porque tiene relevancia en la urdimbre que se está tejiendo, porque afecta a los personajes y los vemos evolucionar. Los conflictos hacen que nos preocupe el devenir de los personajes y que nos impliquemos en la trama. Los personajes secundarios a menudo aportan otros puntos de vista y le dan profundidad a la historia. Con ellos intuimos que en ese universo hay mucho más, más allá del reducido mundo de los protagonistas. A veces un elemento es más prominente que los demás. A veces lo fundamental es la historia y los personajes están a su servicio. Otras veces la trama sirve para acompañar a los personajes en su viaje personal mientras asistimos a un momento crucial de sus vidas. En muchos casos con acierto se encuentra un justo medio, resultando una historia emocionante con personajes complejos que nos importan y que nos seguirán acompañando cuando se enciendan las luces de la sala. La última cinta de Paul Thomas Anderson carece de todo lo anterior.Veamos. ¿Los protagonistas están bien construidos? Yo diría que no. Acaba la película y no sé qué los conmueve, qué quieren, qué necesitan, cómo les afecta y afectan a su entorno. En definitiva, no sé quiénes son. ¿Y qué decir de los secundarios? Se diría que sólo están para hacer bulto, siendo en su mayoría vainas huecas sin alma. ¿Hay una trama principal que se va desarrollando durante el film? Pues no, no existe o es tan débil que no se sostiene. Leo con estupefacción críticas que destacan esta característica como si fuera algo positivo per se. Por el contrario, mi percepción es que solo vemos una sucesión de anodinas historias inconclusas que no conducen a ninguna parte. ¿Entonces cómo se pretende conseguir que lo que estamos viendo en la pantalla nos resulte interesante? Buena pregunta. Ya sé, seguro que son historias extravagantes, delirantes, emocionantes, divertidas, excepcionales, sugerentes... Pues no, nada de eso. Entonces debe ser que acompañamos a los protagonistas en su viaje personal, vemos como las pequeñas historias cotidianas que se suceden afectan a sus vidas, cómo evolucionan y descubren el mundo que les rodea, igual que en Boyhood o Verano 1993, cómo me gustan esas películas... Pues en realidad tampoco. No hay evolución en los personajes. Al final de la proyección son los mismos que al principio. Por tanto, no hay tal viaje. Entonces debe ser que es un lienzo costumbrista, retrato de un tiempo y un lugar... Bueno, algo de eso hay, no voy a emitir un no rotundo. Licorice Pizza transcurre en un tiempo y un lugar, y ese tiempo y ese lugar están representados en el vestuario, los peinados, el attrezzo y las canciones, en todo lo accesorio. Sin embargo, los personajes, los acontecimientos, los escenarios no son tan singulares como para percibir que sintetizan lo esencial de un tiempo y un lugar. No, esto no es American Graffiti (que mientras escribo tiene una puntuación 6 décimas menor que este film).Capítulo aparte merece lo llamativo de que no exista un tratamiento del paso del tiempo. Durante el visionado varias veces me pregunté si habían pasado días, semanas, meses, o años. Algunas reseñas mencionan que la película transcurre durante un verano en la vida de los protagonistas. Sin embargo, eso lo habrán leído en la sinopsis, porque en la película no está. Y si no está en la película no es cierto.Leo críticas muy favorables y no puedo esquivar la sospecha de que en ellas ha tenido mucho peso el nombre "Paul Thomas Anderson" y que si ese nombre no apareciera en los créditos, leeríamos otras opiniones muy diferentes. Las leo, las analizo y sigo buscando qué hace a Licorice Pizza merecedora de tan alta estima. Y lo que me gustaría ahora es que alguien la viera, disfrutara de sus bondades y consiguiera transmitirme qué fue aquello tan maravilloso que experimentó esa vez mientras se proyectaban imágenes en movimiento sobre una pantalla en una sala oscura. Así que, por favor, vayan a verla, disfrútenla, y, sobre todo, explíquenmelo después. Licorice Pizza
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