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Un día de verano, Kosuke y sus amigos deciden explorar un edificio que será demolido. Pero la aventura resulta ser más extraña de lo que pensaban: mágicamente, aparecen en medio del océano.
Tras enamorarse de la cabeza a los pies de Giselle, el camino de Elliot hacia el altar toma un ligero cambio de rumbo cuando Mr. Weenie es secuestrado por un grupo de mascotas que tienen la idea de devolverlo a sus dueños. Boog, Elliot, McSquizzy, Buddy y el resto de las criaturas del bosque se aventuran en una misión de rescate del perro salchicha y pronto se encontrarán en campo enemigo: el mundo de las mascotas. Liderados por un poodle llamado Fifi, las mascotas no piensan dejar a Mr. Weenie irse sin pelea.
Son las nueve de la mañana de un caluroso día de verano en el barrio madrileño de Usera. Paco, Ramón y Andrade, tres amigos que llevan en paro desde que cerró la empresa en la que trabajaban, han quedado para ejecutar un plan. Cuando por fin se reúnen, un contratiempo les impide salir de casa: el coche que necesitaban para trasladarse está averiado. Mientras buscan otra manera de llegar a su destino, se ven envueltos en una serie de incómodas discusiones que poco a poco derribarán sus muros y arrancarán sus máscaras.
Mike Markovich, un joven corredor de bolsa de una firma de Wall Street controlada por la mafia, es traicionado y encarcelado durante seis años. Cuando es liberado, comienza su mortal búsqueda de venganza.....PaybackCritica: Payback (2021), primera película de Joseph Mench, cuenta la historia de un yuppie ruso en Brooklyn que cae en una trampa diseñada por sus jefes y debe pasar un período en prisión. Cuando sale busca cobrarse venganza.Por Nicolás BianchiCorren tiempos pandémicos. Los periódicos, los sitios web y los canales de noticias estallan con noticias que van de malas a pésimas, ya no a diario sino hora tras hora. Hay millones de casos de Covid-19, la economía está hecha pedazos, las vacunas no van a llegar con fluidez hasta que los países centrales completen la inoculación y el futuro de todo, más que nunca, es incierto.Nada de esto tiene algo que ver con una película de un joven broker de Wall Street que trabaja en una compañía que es propiedad de la mafia rusa y que luego se va a ver involucrado en un episodio sangriento por el que tendrá que purgar una condena en prisión. Payback no es una gran película, tiene varios defectos técnicos e incluso algunas torpezas en su narración, pero cumple si el objetivo es descansar el cerebro durante una hora y media.Mike (Matt Levett) es un pequeño lobo de Wall Street, el más exitoso de un grupo de vendedores telefónicos de acciones. Pero como siempre, el mundo bursátil es una montaña rusa. Cuando la tendencia es a la baja aparecen los problemas y los clientes que quieren que les devuelvan el dinero, que claro está, ya no está disponible. En medio de una de esas pequeñas convulsiones Mike es enviado a Los Ángeles por su jefe Ricky (Toby Leonard Moore, de Mank y Billions).... Payback
Sam Manning es la personificación del sueño americano. Tiene una familia maravillosa y por si fuera poco es un ejecutivo de éxito. Lo que ocurre es que nunca sabemos cuándo las vida nos va a dar un golpe duro, y en esta ocasión Sam es el que va a recibir el golpe. Josh, su hijo adolescente, está estudiando en la Universidad. Un día hay un tiroteo en el campus y Josh muere, lo que hace que Sam se hunda, como es natural. Se va a vivir a un barco, sin querer saber nada de nadie y ahoga sus penas en alcohol, algo que es entendible. Así pasa los días, autodestruyéndose, aunque nadie lo puede culpar por ello debido a lo que está pasando. Un día eso parece cambiar, y la razón es que haciendo limpieza encuentra una caja en donde hay música grabada de su hijo, el cual componía canciones. Eso hace que Sam se anime y que empiece a vivir de nuevo, aunque sin olvidar nunca que ha perdido a su hijo. Rudderless Sin rumboCritica:Un día encuentra unas grabaciones de Josh en unas viejas cajas que su ex esposa le deja. Canciones compuestas por su hijo que él tomará como medio de escape del estancamiento en el que se encuentra. Más aún cuando conoce a Quentin (Anton Yelchin), un joven deseoso de conformar una banda con un par de amigos. Sam será la ficha que les hacía falta, en gran parte gracias a las excelentes canciones que interpreta como propias.Rudderless es una propuesta con un hilo dramático que la mayor parte del metraje es muy fino, debido a que las situaciones graciosas son las que están presentes prácticamente siempre, de ahí que podría considerarse que es algo liviano en su desarrollo. El conflicto, que debiera ser el eje central, por momentos se olvida por completo, pero Macy al menos logra retomar esto sobre el cierre para salvar la propuesta. Sin rumboPor una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Sin rumboEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Sin rumbo
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