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Adaptación del relato de Edgar Allan Poe titulado "El sistema del Dr. Tarr y el profesor Fether". Sturgess interpreta al estudiante de medicina de Harvard que en la historia de Poe se adentra en el manicomio sin saber el cambio de papeles que ha habido en la institución. En el film se cruzará y enamorará de una joven (Beckinsale) que está encerrada bajo unas circunstancias que no son lo que parecen. Stonehearst Asylum ElizaCritica:12(15/01/15) Buenos mimbres tenía este film para dar mucho más de lo que ofrece, una historia basada en un relato de Edgar Allan Poe, " El sistema del Doctor Tarr y del Profesor Fether "(1845, adaptada al cine en varias ocasiones antes), una muy cuidada puesta en escena, que deriva en una ambientación sugestivamente gótica y un gran elenco actoral, pero lo que promete con un atractivo inicio se va desinflando poco apoco para caer en algo anodino e insustancial. El director Brad Anderson demuestra le falta capacidad para dar fuerza a este argumento de terror que escasamente produce horror, el guión de Joseph Gangemi (“Escalofríos”) exhibe una tremenda irregularidad, creando una sensación de que en manos de otro director podría haber dado mucho más de sí. Por lo menos no aburre y te entretiene un rato, con un buen ritmo, pero denota carencias en lo que el tono siniestro requiere, adolece de intensidad, de tensión, de suspense, de tenebrismo, se hace todo demasiado liviano y banal, con personajes superficialmente descritos, con situaciones un tanto incoherentes, y sobre todo tratándose de un cuento de Poe le falta oscuridad. Se queda en una cinta que trata el tema de cómo tratar la locura, y sobre todo la fina línea que separa la demencia de la cordura, pero tocado esto de modo plúmbeo. ElizaLa historia comienza en un prólogo en 1899, en una clase en la Escuela de Medicina de Oxford un profesor (Brendan Gleeson) realiza una muestra de paciente trastornada mental, la bella Eliza Graves (Kate Beckinsale ) que está en una silla de ruedas, ella proclama que está sana, el profesor dice al alumnado que todos los locos dicen no serlo. Hay una elipsis temporal y pasamos a una fecha cercana al final del año y siglo, un joven, el Dr. Edward Newgate (Jim Sturgess), intenta llegar por un bosque nevado a un hospital psiquiátrico, es un médico de la Escuela de Medicina de Oxford buscando Stonehearst Asilo, llega al psiquiátrico, tiene un encuentro con el director de la institución, Dr. Silas Lamb (Ben Kingsley), dice estar para tomar prácticas. Newgate se sorprende por los métodos poco ortodoxos que tiene el Dr. Silas de atender a los pacientes, entre sus formas de actuar está el hecho de que los enfermos mentales conviven en libertad con los doctores y asistentes. Newgate conoce a la paciente Eliza Graves, una hermosa mujer de la que queda prendado. En el relato también tendrá mucha importancia Mickey Finn (David Thewlis), jefe de jardineros y el Dr. Benjamin Salt (Michael Caine), del que desvelaré su rol. Eliza
Yummy es una orgía de sangre, violencia y diversión en la que una pareja joven viaja a un hospital en mal estado de Europa del Este para someterse a una cirugía plástica. La joven quiere una reducción de senos. Su madre viene para otro lavado de cara. Vagando por una sala abandonada, el novio se topa con una mujer joven, amordazada y atada a una mesa de operaciones; ella es el resultado de un tratamiento experimental de rejuvenecimiento. Él la libera, pero no se da cuenta de que acaba de causar el brote de un virus que transformará a los médicos, pacientes y su suegra en zombis sedientos de sangre....YummyCritica: Todo maestro tiene sus alumnos, algunos siguen las lecciones al pie de la letra y otros las adaptan a sus necesidades. David Croneberg y su nueva carne sigue, para el que esto escribe, tan vigente como el primer día: las cirugías invasivas e ilegales, esos hospitales donde todo es tan impoluto como sospechoso y los personajes con pulsiones sexuales. Brandon Cronemberg con Antiviral, intentó acercarse a los caminos de sus padres pero el resultado era demasiado impersonal y sin embargo es el belga Lars Damoiuseaux con su sangrienta Yummy quien acerca David Cronemberg al gore extremo.Michael lleva a su novia, Alison, y a la madre de esta, Sylvia, a un hospital – situado en cualquier país ignoto de Europa- especializado en operaciones de cirugía estética de bajo coste o alegales. Mientras Alison y Sylvia reciben sus tratamientos, Michael visita el hospital con Daniel, un bon vivant que aprovecha su trabajo en el hospital para conseguir drogas y dar “cariño” a las mujeres que llegan solas al hospital. Cuando Michael encuentra una mujer atada a una cama, con una extraña máscara en el rostro, el infierno se desatará sobre la tierra.Lars Damoiuseaux y su coguionista Eveline Hagenbeek no se andan por las ramas con la ópera prima de Lars: aquí se viene a pasar un buen/mal rato y el entretenido prólogo lo deja claro, lo mismo que la presentación de los personajes principales como Michael y el gran problema de Alison, en una secuencia tan grosera como realista. No hay trampa ni cartón en Yummy, el humor es a veces basto y la historia toma demasiada velocidad en su primera media hora, donde se presenta el escenario y el resto de los protagonistas y cuando llega el estallido de la enfermedad uno se pregunta cómo van a rellenar la hora siguiente. Aunque el ritmo es irregular y a veces se notan los altibajos, Lars Damoiuseaux maneja la cámara con brío y hay secuencias más que logradas con sangre y tripas, muchas tripas, despertando gritos de “noooo” en más de una ocasión y si eres hombre permíteme que te diga esto: prepárate para reír y sufrir en la secuencia de la cocina..... Yummy
Badru espera que su colérico marido cambie si deja de beber. Pero cuando su rabia provoca una tragedia, su madre y ella ponen en marcha una audaz (aunque torpe) venganza....DarlingsCritica: pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Darlings
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