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En 1843, Dickens era una estrella de la literaria, pero luchaba financieramente después de las lentas ventas de su novela anterior, Martin Chuzzlewit. Tornado con la visión de una historia que dispararía los corazones de la humanidad, Dickens lanzó a sus editores A Christmas Carol, pero lo pasaron por desapercibido. Desesperado, Dickens decidió que él mismo lo publicaría. Deslizándose en el mundo de su novela, pasó las siguientes seis semanas riendo y discutiendo con sus personajes, representando escenas como un loco en las calles de Londres durante horas y horas. Con el poderoso desempeño de Dan Stevens, THE MAN WHO INVENTED CHRISTMAS es una película para todas las edades sobre la historia navideña más icónica jamás escrita y el genio detrás de ella.
Wakanda misterioso está en el corazón más oscuro de África, desconocida a la mayor parte del mundo. Una tierra aislada escondida detrás de fronteras cerradas, ferozmente protegidas por su rey joven - la Pantera Negra. Pero cuando los invasores extranjeros brutales atacan, la amenaza abandona la Pantera Negra sin la opción, pero ir en contra de los decretos sagrados de sus personas y pedir la ayuda de forasteros.
Tras haber llevado a cabo diversas misiones, el agente especial Ethan Hunt (Tom Cruise) se ha retirado del servicio activo y se ha prometido con su amada Julia (Michelle Monaghan). Pero, cuando es secuestrado uno de los agentes entrenados por él, volverá de nuevo a la acción. También tendrá que enfrentarse a Owen Davian (Philip Seymour Hoffman), un individuo sin escrúpulos que trafica con armas y con información. Mission: Impossible IIICritica:Tras una maestra primera misión que fascinó, pero una fantasmada de segunda ya nadie se concentraba de verdad en saber si la franquicia resucitaría. Aunque, la verdad, esta tercera misión ha dado la vuelta a cualquier apuesta negativa, superando con muchos creces a la segunda y acercándose a la cuidadísima calidad de la primera, aunque sin ser mejor; pero si la segunda historia más digna. MisiónPresenta una trama con una tensión con giros inesperados que nos remite a la primera, pero previsible a mi gusto (tan sólo logran colárnos un par de buenas sorpresas), pero con tensión al fin y al cabo, y con una urgente credibilidad que realmente nos hacía falta tras ver la segunda; unas escenas de acción con geniales efectos especiales y grandes dosis de adrenalina y un guión de hierro que nunca se detiene, siempre en constante movimiento.Los actores, destaco a Cruise, en su salsa, Philip Seymour Hoffman, el mejor malo de la saga, y Ving Rhames como los mejores y más identificables. El resto están bastante bien. El director imprime su sello de "Alias", pero se nota que está en "Misión Imposible" y relega ese sello al modo de presentar planos y, posiblemente, a cómo se descubren los giros de la trama; bien hecho. La música, en general, muy correcta.Así, con todo, decir que esta es la segunda mejor película de las tres que se han hecho, muy recomendable, sobre todo para quitar el indiferente sabor de boca de la segunda, y para demostrarnos una vez más que Cruise es un caballero de la acción y del entretenimiento y que aún puede dejarnos pegados al asiento y que aún podemos confiar en él para creer en sus proyectos. Misión
Este thriller romántico y sobrenatural cuenta la historia de una adolescente que vive en un mundo en el que los vivos y los muertos conviven tras la ruptura de la barrera entre ambas realidades. Tras años de tranquila convivencia, una de estas presencias fantasmales amenazará a la joven, que se verá obligada a emprender una misión que cambiará su vida para siempre. I Still See You Ecos mortalesCritica: Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Ecos mortalesEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Ecos mortales
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