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Un apasionante drama bélico que cuenta la historia de Maria Petrova, en cuyo destino, como en un espejo, se reflejó el destino del país: la hija de un sacerdote, que renunció a su padre y a la fe, sirve en la NKVD. En la víspera de la batalla por Moscú, María se encuentra con la anciana clarividente Matrona, y pronto es María quien tiene la tarea de entregar a Moscú el ícono milagroso de la Madre de Dios, ubicado detrás de la línea del frente en el territorio ocupado... Mariya: El Símbolo de La GuerraCritica: apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Mariya: El Símbolo de La Guerra
En un pueblo de la costa gallega vive Mario, un hombre ejemplar. En la residencia de ancianos en la que trabaja como enfermero todos le aprecian. Cuando el narcotraficante más conocido de la zona, Antonio Padín, recién salido de la cárcel, ingresa en la residencia, Mario trata de que Antonio se sienta como en casa. Ahora, los dos hijos de Padín, Kike y Toño, están al mando del negocio familiar. Pero un fallo en una operación llevará a Kike a la cárcel y les generará una gran deuda con un proveedor colombiano. Toño recurrirá al enfermero para que intente convencer a su padre de que asuma la deuda. Pero Mario tiene sus propios planes.
Dos detectives diferentes son asignados en un mismo caso. Ambos tendrán que adaptarse a las costumbres del otro para poder concluir su trabajo con éxito, pero no va a ser una tarea fácil. El detective inspector Lee es el rey de las artes marciales y pertenece a la Royal Hong Kong Police. Su pupila preferida es la hija de once años del Cónsul chino, de la cual el inspector Lee es su guardaespaldas y su mejor amigo. Esta muchacha es capturada en los Estados Unidos por un peligroso grupo criminal.
Un equipo de élite de la agencia antidroga norteamericana (DEA) aprovecha una operación contra un cártel para apoderarse de un botín de varios millones de dólares; poco después, alguien empieza a eliminar a los miembros del grupo para quedarse con todo el dinero. sabotajeCritica:David Ayer ha decidido que ya hace demasiado tiempo que no sale de su querida y soleadísima California, de modo que llama a un colega suyo de Georgia (Estados Unidos, cuidado) que hace siglos que no ve y le comunica su deseo de recuperar, en la medida de lo posible, el tiempo perdido. El otro se muestra encantado, de modo que David hace rápidamente las maletas y pone rumbo a Atlanta. Una vez allí, las abrazadas y palmaditas a la espalda de rigor dejan paso a uno de los rituales más sagrados entre ambos amigos: encerrarse en una habitación y viciarse, hasta que sangren los ojos, al ''Call of Duty''. Pero no a cualquiera, sino al ''Bad Company''. Al primero o al segundo, da igual, que sus exigencias sibaritas no exigen tanta precisión. De modo que le dan al Start, y empieza el show. Cinco días después, aquella casa huele a tigre podrido. Ni uno ni el otro ha parado ni siquiera para atender a sus necesidades más básicas. La comida (ganchitos, básicamente) la tienen al alcance de la mano y lo demás... bueno, directamente se lo hacen encima. sabotajeParece que nada ni nadie vaya a lograr poner pausa a tal vorágine de disparos, explosiones y gritos de dolor... hasta que al compañero de armas de Mr. Ayer se le enciende la bombilla. ''Oye David.'' ; ''Dime.'' ; ''Es curioso... mira, no sé por qué he pensado en esto, pero le doy vueltas al asunto y no me lo quito de la cabeza.'' ; ''Venga, hermano. Dispáralo.'' ; ''Ok, allá voy... No sé ¿se te ha ocurrido pensar en el argumento de este videojuego? Quiero decir, le he dedicado a los ''Bad Company'' mucho más tiempo del que jamás haya dedicado a mis hijos... aun así, ahora mismo no sabría decirte de qué trata el juego. No sé si tiene una historia detrás de tanto ruido, ya me entiendes.'' David no contesta. Ahora sí que le sangran los ojos. Pero no porque haga ya casi una semana que no los aparta de la pantalla del televisor, sino porque acaba de recordar por qué hacía tanto tiempo que no se pasaba por Atlanta. Básicamente porque su colega es un mierda. Ante él (y el mundo entero), la enésima demostración: acaba de cargarse la magia de uno de los espectáculos más bonitos del mundo. sabotaje
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