Una pareja alquila una aislada casa de campo junto al lago, en el aniversario de la muerte de su hija. Pero pronto descubren que el lugar no es tan tranquilo como se imaginaban, y se ven envueltos en un terrible secreto cuando una extraña mujer aparece en la casa, mientras que, al parecer, todos sus movimientos son vigilados por un misterioso sheriff local....El misterio de la casa del lagoCritica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... El misterio de la casa del lago
Tras recibir una misteriosa carta, una mujer viaja a una isla desolada que pronto se torna en un mundo de pesadilla.....Temporada siniestraCritica: A medio camino entre "Muertos y enterrados" y "Silent Hill" transcurre esta película de terror totalmente desaprovechada, ya que cuenta con una atmosfera bastante lograda, pero que en manos de un mediocre director como Mickey Keating, que tiene en su haber una filmografía de lo más floja queda en un producto muy olvidable.Marie y George acuden a la isla donde está enterrada la madre de ella, porque les han comunicado que la tumba ha sido profanada. Cuando llegan, el que maneja el puente levadizo les indica que en temporada baja la isla se cierra, pero ante la gravedad del asunto les deja pasar. Ya en el pueblo comienzan a notar que los habitantes parecen poseídos por una fuerza extraña. La dificultad de poder huir se convierte en una pesadilla.Jocelin Donahue con su cara angustiada y desorientada durante todo el metraje, aporta buenas intenciones en algunas escenas de terror, así como va perdiendo el control de su cordura en este misterioso lugar. Pero un guion flojo no ayuda a que la trama avance.La historia da una sensación de inquietud sobrenatural a lo que estás viendo, así como cuando interactúa con algunas de las personas del pueblo, pero continuas escenas innecesarias de la protagonista yendo y viniendo de un lado para otro consiguen aburrir y perder el interés de lo que está ocurriendo. .Empieza con cierto misterio que hace que te intereses, pero al pasar los minutos te das cuenta que el tedio se apodera poco a poco de tí por la sosa y repetitiva sesión de escenas que se suceden, no vemos más que niebla y a la protagonista andar de un lado para el otro como en una carrera de relevos. Es todo muy lineal, no hay sacudidas, efectismos, sobresaltos... Y se le nota el toque "Silent hill" que han querido tratar, de hecho, hay algunas escenas que son auténticos calcos a dicho film, incluso las mismas posiciones de cámara... Temporada siniestra
Un chico de clase media se traslada a la dura zona sur de Chicago, donde se introducirá como luchador en el mundo ilegal de las peleas de boxeo no autorizadas. Gladiator CriticaOcho años antes de que Ridley Scott realizara su alabada Gladiator (2000), otra película de mismo título había llegado a las carteleras con mucha menos repercusión. Gladiator versión 1992 está dirigida por Rowdy Herrington, firmante cuya carrera se enmarca en el cine comercial de escasas pretensiones, productos de ver y olvidar -Road House: De Profesión Duro (1989), Persecución Mortal (1993)-. Gladiator es con facilidad su mejor película, un drama enmarcado en las peleas clandestinas de boxeo.Protagoniza James Marshall (Twin Peaks), Cuba Gooding Jr (Jerry Maguire), Brian Dennehy (Acorralado), Robert Loggia (Carretera Perdida), Jon Seda (Doce Monos), Ossie Davis (Haz lo que Debas) y Cara Buono (el Hulk de Ang Lee).Tommy Riley (Marshall) llega con su padre viudo a un nuevo hogar, un barrio pobre de Chicago. En una pelea en un callejón es descubierto por un descubretalentos del mundo del boxeo (Loggia), que le ofrece la posibilidad de entrar en el mundillo. Riley acepta porque necesita el dinero para pagar las deudas de su padre, aunque no tarda en querer salirse tras conocer quien maneja todo el cotarro, el magnate Jimmy Horn (Dennehy). En Gladiator hay tiempo para ver la amistad entre el protagonista y otro púgil (Gooding Jr), también para el inevitable rollete con una compañera de clase del instituto (Buono).Película con bastantes similitudes con la primera Rocky (1976) y la posterior Warrior (2011), dramas familiares en barrios marginales con las peleas como escape para ganarse la vida. Gladiator tiene un enfoque más adolescente al tener un protagonista en la edad, de ahí la inclusión de una historia de amor nada molesta, pero ciertamente obviable. Falso cine independiente con el deporte como salvoconducto para aspirar a una vida mejor. Previsible, también bastante entretenida.El lugar donde Gladiator inclina la balanza hacia el lado positivo es cada pelea en cuadrilátero, a ver, nada que sorprenda si has visto las cuatro primeras partes de Rocky, Cinderella Man, le quitas las reglas, y añades artimañas. La última pelea, como siempre, la mejor.Poco malo para una cinta mejor de lo que parece, James Marshall es un poco sosete, introspectivo -si bien Ryan Gosling lo es en Drive y le llovieron los elogios-, también ciertos vicios del cine de boxeo, como el videoclip a media peli con el prota ventilándose semanas de entrenamiento en apenas tres minutos.Otros aspectos a destacar: Brian Dennehy como villano, los suburbios de Chicago, la canción que abre el film -Crazy de Seal- y la emocionante banda sonora de acompañamiento de un Brad Fiedel que culminó un año redondo escribiendo la partitura de Terminator 2: El Juicio Final. Gladiator
A small seductor pays homage to Mauricio Garces movies. Two years have gone by since Raul suffered a terrible love disappointment that transformed him into Sombra, a master of seduction. Raul shares his don juan secrets with Rodolfo, Luis and Waldo, three funny characters who don´t have any luck with women.....Escuela para seductoresCritica: claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.....Escuela para seductores
David Green (Jordan Belfi), un estadounidense standupero en sus treintas, recibe repentinamente una casa como herencia en México. Su plan de vender la casa y volver a Estados Unidos de inmediato, se detiene al conocer a Sol (Ana Claudia Talancón) y descubrir junto a ella grandes secretos de su pasado American CuriousCritica:Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. American CuriousEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. American Curious
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