Arkin (Josh Stewart) es un ladrón ex-convicto que decide entrar en la casa de campo donde comienza a trabajar, para robar una valiosa joya. La desagradable sorpresa para Arkin llegará en forma de un brutal asesino en serie (familiarizado con las técnicas de tortura de la inquisición española) que se encuentra en el interior de la casa y tiene secuestrada a toda la familia. El coleccionistaCritica:De los guionistas de la emblemática "Feast", llega ahora el debut de uno de ellos en la dirección (Marcus Dunstan) que, acogiéndose a una premisa tan simple como la de un tipo que en pleno robo de una casa, oye la puerta, corre a esconderse y al bajar al cabo de cinco minutos encuentra llena de trampas una planta baja que, al entrar él, estaba impoluta, nos da ya señas de ante lo que nos hallamos: no busquen verosimilitud, ni coherencia, pero si mucha, mucha sangre. De todos modos, entiéndase inverosimilitud como trampas a cada cual más esperpéntica y entresijos que harían las delicias del amigo Jigsaw, no como la imbecilidad supina que suelen intentar reflejar los protagonistas de este tipo de film, aunque algún momento haya, tampoco lo vamos a negar. La cuestión es que esos momentos no son una constante, el protagonista se maneja suficientemente bien demostrando que si ha ido a robar, es por algo (no ser oído o visto), y a partir de ahí empieza una especie de juego del ratón y el gato por ver cuanta más sangre mejor en pantalla y una persecución fingida que otorga instantes divertidísimos (como el del gato o el del novio). El coleccionistaDicho esto, y logrando así unos 60 minutos entretenidísimos, salvajes y del todo frenéticos, Dunstan elige concluir el film quizá no de la mejor manera, pero de un modo totalmente satisfactorio si se tienen en cuenta las pretensiones de "The Collector", haciendo que el mecanismo pergeñado por estos dos guionistas tan peculiares funcione, haciendo de su debut un recomendable ejercicio para cualquier amante de la sangre y las vísceras, amen de esos tintes cómicos de lo más atroces, que consiguen hacer de este curioso film un espectáculo, sino decente, si bastante recomendable para pasar casi hora y media de lo más distraido observando barbaridades a cada cual mejor. Y ojo, que eso no es algo que puedan decir muchos hoy en día en este denostado género. El coleccionista
En su extensa mansión de San José, California, la excéntrica heredera de las armas de fuego Sarah Winchester cree ser perseguida por las almas de las personas asesinadas por el rifle de repetición Winchester.
Cuando un misterioso monstruo emerge del río Mekong, la provincia norteña de Bueng Kan, situada en Tailandia, queda repentinamente aislada del mundo exterior. Funcionarios, científicos y ciudadanos del lugar deben movilizarse para detener al monstruo antes de que sea demasiado tarde y toda la ciudad sea destruida. Pero puede que este monstruo no esté solo después de todo…
Después de un accidente automovilístico casi fatal, Sam (Meyers) se despierta y descubre que está atrapado en un hospital abandonado por fuerzas misteriosas y siniestras que no tienen intención de dejarlo ir.....DisquietCriticA: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Disquiet
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