En un pobre suburbio del oeste medio de los Estados Unidos, un punk llamado Simon (Kyle Gallner) se da a la fuga después de cometer un delito y de algún que otro problema con la policía. Un encuentro accidental con la excéntrica Patty (Emily Skeggs) le proporciona un lugar para esconderse, aunque ella no se da cuenta de que acaba de conocer al líder de su banda musical favorita. A medida que ambos se embarcan en una serie de desastrosas aventuras, comienzan a darse cuenta de que tienen mucho más en común de lo que habían imaginado en un principio. Cena en América
Val, tiene 28 años, estudios universitarios, un gran atractivo y una cómoda posición económica. Es además una mujer muy liberada que busca constantemente nuevas experiencias para saciar su curiosidad sexual. Este modo de vida le crea numerosos problemas con los hombres, con su trabajo y con sus amigos. Sin embargo, la muerte de su abuela y la pérdida de su trabajo hacen que su vida cambie. Se enamora perdidamente de un hombre con el que vive un apasionado y tormentoso idilio hasta que la relación se rompe de manera traumática. Val, desesperada, está a punto de acabar con su vida: se siente terriblemente sola, tiene muchas deudas que saldar y ha perdido la autoestima. Decide entonces dedicarse a la prostitución de lujo. Al principio, se siente completamente satisfecha: da rienda suelta a todas sus fantasías sexuales y, además, gana mucho dinero. Pero pronto descubre la cara más sórdida de la prostitución.
El verano antes de la universidad, Auden conoce al misterioso Eli, un compañero insomne. Mientras la ciudad costera de Colby duerme, los dos se embarcan en una búsqueda nocturna para ayudar a Auden a experimentar la divertida y despreocupada vida adolescente que nunca supo que quería...Along for the RideCritica: una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia... Along for the Ride
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